Patrick se encontraba sentado frente a Mireya en su restaurante favorito, un lugar que había sido testigo de muchos momentos felices en su relación en aquellos meses que llevaban juntos. Sin embargo, esta noche el ambiente estaba cargado de tensión, una premonición de la difícil conversación que estaba a punto de tener lugar. Mireya, ajena a la tormenta interna de Patrick, esperaba con una sonrisa, que rápidamente se desvaneció ante la seriedad en su rostro. —Mireya, necesitamos hablar—dijo Patrick, su voz temblorosa por la emoción. La sonrisa de Mireya se desvaneció, reemplazada por una expresión de preocupación. Se había puesto un hermoso conjunto blanco, le gustaba vestir siempre muy bien cuando salía con Patrick, solía ponerse sus mejores ropas, de hecho, su closet había cambiado u