Esperaba en el salón a que Chiara estuviera lista, tenía una media hora allí, pero como ella no sabía de la llegada de Dante, no tenía planes de salir, ni estaba lista. Ahora sí tenía planes. Con él. Esa sensación en su pecho no desaparecía y se volvía más fuerte cuando lo veía, incluso tan solo con pensar en él. Todo comenzó con un beso. Y ya no podía sacarlo de su cabeza. ¿Era normal? ¿Cómo es que podía sentir tanto en tan poco tiempo? ¿Se estaba enamorando? ¿Cómo es que se sentía tan flechada por él? Estaba en sus pensamientos a cada instante. No lo entendía, ni quería hacerse la fuerte y alejarse, ¿pero de qué servía? La sensación estaba en su pecho, inamovible, demasiado placentera como para quejarse. Se miró al espejo y sonrió, esparciendo el labial por sus labios, sac