Una familia. Hijos. Ella mi esposa. El perro. El gato. Su embarazo, un niño entre sus brazos, alguien que me dijera papá, los cumpleaños, la escuela, crecer en un pestañeo, los amigos, más cumpleaños y luego una o varias personas que ya te miran buscando consejos, hablando de novias o novios. Y los abrazos, adoraba los abrazos. Todo eso pasó por mi cabeza cuando Mariel me dijo que deseaba tener hijos. Entonces deseé lo mismo que ella, me uní a su deseo mientras veía pasar nuestra vida juntos por delante de mis ojos. ¡Y pintaba preciosa! Era lo más hermoso que jamás había imaginado. Fue demasiado bello, tanto que no me resistí. Quisiera culpar al alcohol, decir que estaba borracho, pero no era así, escuché y comprendí sus palabras, hasta el punto de sentirme necesitado de e