Cuando lo vi la primera vez, no esperaba que fuera el hombre con el que compartiría mi vida, no esperaba ni que fuera mi amigo, a decir verdad. Pero fue fácil hacerme amiga de Rafael. Siempre era amble, gentil, una persona muy trasparente, aunque algo tímido hasta cierto punto. Nunca imaginé que con los años sería mi mejor amigo. A lo largo de los años, seguimos en contacto, hasta que una amiga de la universidad tenía que pasar a buscar algo a la casa de su novio. Mientras yo esperaba fuera… Lo vi. Estaba un poco cambiado, pero reconocería esas orejas en cualquier lado. Admito que sonreí, no por nada romántico. Sonreí porque había sido un muy buen amigo. Grité su nombre con todas y cada una de mis fuerzas, hasta que él volteó a verme. Pero no iba solo, así conocí a Tobías.