Olimpia no se despegaba de Davide, a donde sea que fueran, mientras este hablaba con su padre, cuando mostraba la casa, cuando hablaron sobre el pequeño Dav, solo le faltaba tomar su mano. Aquel hombre miraba hacia las habitaciones, esperando el momento de que Chiara llegara. ¿Qué esperaba? ¿No iba a salir? Rosario charlaba sobre Davide, sobre su hijo. —Un año ya. Van creciendo tan deprisa, que en un pestañeo ya tendrá cinco años. Y te comenzarás a preguntar cuando fue que eso sucedió. Pasa todo el tiempo necesario a su lado, nunca es suficiente. —Sí, me distraje un poco y ya tenía varios dientes, no sé cuándo pasó, pero las mordidas que me pega no son de un niño de un año—todos rieron, Olimpia imaginándose a un Davide tierno junto a su hijo. —Debes de ser un buen papá—dijo Olimp