La propuesta de su padre permaneció en la mente de Mariel durante el resto de la tarde. La idea de unirse a la empresa familiar, de trabajar con Basil en algo tan significativo, era atractiva. Pero la duda sobre sus capacidades la hacían vacilar. Su padre, que no dormiría en la casa, salió antes de caer la noche. Mariel fue a dar un paseo por la playa, aprovechando que Basil estaba en el supermercado. Durante su paseo, miró las personas que pasaban a su lado, era una tarde movida y parecía que había buen ambiente. Miró con alegría algunos niños que quedaban en la playa jugando al fútbol, más adelante otro grupo de chicas que jugaba voleibol, ella se sentó en la arena para observarlas, aunque más que eso, el sonido de las olas ayudaba a que sus pensamientos se filtraran y no se quedara