–Un día exiges que nos casemos, ahora no quieres. ¡¿Qué demonios es lo que quieres de mí?! ¡No lo entiendo! Querías una boda, ¡pues nos vamos a casar, Lina! –¿Cómo quieres que me case contigo, luego de que muestras la mayor prueba de desconfianza que ha existido jamás? No podría… ¡no podría!–sacó la maleta de debajo de la cama, otra vez. Corría a su lado y arrojé la maleta a un lado, cayendo al suelo, ella me miró con ojos llameantes, conteniendo las palabras que no tardarían en salir. –¿Así es como quieres hacer las cosas? ¿Crees que así funciona todo? Hay algo que no te gusta y lo primero que haces es huir. ¡Huyes siempre! –¡No! Lo primero que intento es arreglarlo, pero no si no tiene solución, pues sí me marcho. ¡¿Cómo demonios quieres que me sienta luego de que me pides un contr