Perséfone estaba dentro de una cueva e intentaba buscar la salida. Tenía un vestido de tela color verde, muy largo que llegaba hasta sus pies descalzos, sus cabellos estaban sueltos y cada paso que daba una flor alumbraba su camino. Toda la cueva era un laberinto sin fin, cada vez que entraba a una de las entradas, se topaba con más caminos y entradas a otros lugares. Hasta que, en una de las cuevas, pudo visualizar a un hombre muy bien vestido, elegante y formal, de melena larga y zapatos brillosos. Él estaba de espalda caminado sin mirar atrás, Perséfone intentó acercarse a él, estaba curiosa por saber su identidad, pero mientras más lo hacía, él se alejaba más y más. Ella comenzó a correr para alcanzarlo, pero se detuvo cuando vio salir unas llamas azules de sus manos y cabellos. Él emp
