Cuando Perséfone despertó notó que Hades se había ido, nuevamente su lugar estaba vacío y había sido reemplazado por una almohada que ella abrazaba. Restregó sus ojos y estiró los brazos, luego se puso de pie y caminó para la ventana. Se dio cuenta que sus flores habían quedado solas, necesitaban mantenimiento y urgente. Caminó hasta el armario y buscó sus ropas de jardinera, no se sorprendió cuando vio sus prendas junto a la de Hades, estiró sus labios y acarició una de las prendas que él utilizabs, todavía tenia su aroma impregnado. Bajando las escaleras, lista para ir al jardín y dar mantenimiento a sus bellas flores, Hades la tomó del brazo con mucho cuidado. - Perséfone ¿A dónde vas con tanta prisa? – preguntó él con mucha calma. Tenia un traje formal, parecía que había salido.