Los sentimientos de la princesa del Norte estaban lastimados, no iba a poder cambiarlos de la noche a la mañana, pero perder a Rosalie por un amor no correspondido, la lastimaba aún más.
Al darse cuenta que ella incluso pretendía alejarse por dejarle el camino libre, entendió su propio egoismo.
Ella lo amaba, y él también lo hacía, podía percibirlo en la forma que compartían las miradas.
— Realmente te gusta el príncipe. ¿Verdad? —preguntó mientras descanzaba sobre la hierba.
— Eh... ¿Yo? Bueno... — Rosalie se sonrojó.
— Ya veo, así que aún no te lo ha dicho.
— ¿De que conversaban? —preguntó Gareth que estaba de vuelta tras haber presentado su saludo con los líderes de otros reinos.
— ¿Nosotras? No... Nada importante— Respondió nerviosa.
— Son cosas de chicas, príncipe. — Acot
