El sentimiento de envidia se había apoderado de Eyra, quien miraba de manera celosa cada apto que Magnus tenía con Adelaida. Regalos, pequeñas caricias, miradas llenas de amor y la fidelidad que el mafioso le tenía a aquella mujer, todo era para Adelaida. ¿En dónde quedaba Eyra?… ¿Por qué ella no podía tener lo mismo?… ¿Por qué Magnus no podía mirarla de esa manera?… Preguntas tras preguntas rodaban por la mente de Eyra, ella quería a Magnus entre sus brazos, quería tenerlo solo por el dinero y el sexo, pero aun si Magnus se enamoraba de ella podría manipularlo con más facilidad. Y por esa razón envidiaba a Adelaida, si ella se lo llegaba a proponer podía obtener todo lo que quisiera. Los labios de Eyra se fruncieron con molestia, su mirada se desvió a la taza de café que le habían s