Hilda presentía que pronto la echarían de la mansión, el ambiente le resultaba incómodo cada vez que estaba con algunos de sus compañeros e incluso sentía miradas aun cuando estaba sola. La conversación que tuvo con Bard había sido ya hace días, pero aun así sentía que la había cagado y su superior estaba contando los minutos para botarla de ese lugar. Sin embargo, ella no podía quedarse con los brazos cruzados y esperar que la botaran del lugar, necesitaba que su plan siguiera en marcha para cumplir con su propia promesa. Y en una madrugada de insomnio una idea había cruzado por su mente, su plan de poder manipular a Bard con favores sexuales se había desvanecido por completo. Pero aun así le quedaban dos personas... La primera, a la que manipularía sería a Adelaida, quería ganarse su