Capitulo 1: El Culpable

1434 Words
Me arden los ojos de tanto que he estado llorando en estás ultimas 48 horas, el dolor es insoportable y el aire parece insuficiente para mis pulmones, y, aunque intento tomar oxigeno, cualquier técnica deja de funcionar cuando la rabia me vuelve a consumir. Jamás llegue a pensar que podría estar viviendo algo como esto, ¿Cómo fue que llegamos a esta situación? A través de mi empañada visión puedo ver lo destruidos que están mis padres y la imagen me rompe el corazón un poco más de lo que ya está, ¿Cómo se supera la muerte de una hija? No entiendo como alguien le ha podido hacer eso a mi hermana, ella era una buena mujer, no le hacía daño a nadie, ¿Por qué le han hecho esto? es la pregunta que ronda una y otra vez por mi cabeza mientras que el féretro desciende y las flores siguen cayendo sobre este hasta que se pierde en la oscuridad de este pozo.  Mis rodillas tocan el suelo y mi llanto se hace más fuerte, estoy destruido, el dolor llega a tal punto, que no tengo idea de como voy a sacarlo de adentro mío, mi hermana lo era todo para mi, éramos cómplices, amigos, compañeros de aventuras en todos nuestros viajes juntos, éramos mucho más que hermanos, cada vez que ella se iba en esos largos viajes sola, yo la echaba muchísimo de menos, tanto que nos las ingeniábamos para hablarnos casi todos los días sin importar los cambios de horario de donde sea que estuviera —Amore mio, debes ser fuerte, tus padres te necesitan— Me susurra Amalia mientras que me abraza desde atrás y en estos momentos no tengo cabeza ni siquiera para pensar en ella. —No puedo, no me cabe en la cabeza que le hayan hecho esto— Sentencio lleno de rabia y aparto sus brazos de mi.  —Lucas, déjame estar contigo por favor— Insiste y niego. —Aléjate de mi— Digo secando las lagrimas de mis ojos y dejo caer la ultima rosa color blanca que se entremezcla con la tierra que cae, y me pongo de pie. Volteo a mirar los ojos verdes de la mujer que ha estado conmigo durante estos dos últimos años y tomo valor para hacer lo que debo.  —¿Por qué nos haces esto? — Me pregunta en un susurro. Mi mirada se pierde por un instante en toda la gente que se ha dado cita en este lugar para darle el ultimo adiós a Lucía y vuelvo a mirarla a ella —Yo ya no soy el mismo Amalia, el Lucas Sandonini que tú conoces está siendo enterrado junto a su hermana menor en estos momentos, yo ya no puedo estar contigo ni con nadie. No quiero que estés a mi lado, no te mereces al Lucas que soy ahora.— Declaro sabiendo que le estoy rompiendo el corazón, pero en estos momentos ya nada me importa más que encontrar al culpable de lo que le ocurrió a mi hermana y hacer que pague por su muerte, quiero que sienta todo el dolor que están sintiendo mis padres en estos momentos… que sienta lo mismo que yo estoy sintiendo. —Estás siendo muy injusto conmigo, te he dedicado los últimos dos años de mi vida, no me puedes hacer esto— Habla entre lagrimas.  Limpio las lagrimas que han caído de mis ojos, y tomo valor sabiendo que esto significa perderla para siempre —Lo siento, es lo mejor que puedo hacer por ti— Le explico firme, y sin escuchar una sola palabra más de su parte, o decirle nada, atravieso los campos de este cementerio donde está siendo enterrada parte de mi vida.  A lo lejos veo algunas personas observando la ceremonia fúnebre sin haberse acercado en ningún momento a donde ha sido enterrada mi hermana y a pesar de lo extraño que me parece esto, decido ignorarlo y seguir caminando hasta salir de este lugar y encontrarme con mi auto. Me subo, me pongo el cinturón de seguridad, y de inmediato lo pongo en marcha para irme de aquí. Las calles de Venecia pasan a toda velocidad a mi alrededor mientras que en mi cabeza no dejan de dar vueltas los recuerdos de aquella llamada telefónica. “Hemos encontrado a su hermana sin vida. Tuvo un accidente de transito, iba hablando por teléfono con un tal Mauricio Di Marco” Me informo el agente de la policía y después de mis preguntas llenas de desesperación, él continúo hablando “Ella estaba embarazada de cuatro meses, los testigos que vieron el accidente explicaron que se la veía muy alterada tal y como si estuviese discutiendo con esta persona” Continúo explicando el agente y hasta ahora esas palabras no se borran de mi memoria.  El dolor se hace cada día más grande y las preguntas van en aumento, ¿Quién es Mauricio Di Marco? ¿Por qué discutía con mi hermana? ¿Qué tenían que ver uno con el otro? ¿Acaso era el padre del bebé? Son tantas las dudas que rondan por mi mente, que es imposible encontrar paz, tan solo quiero llegar al fondo de todo esto y hacer lo que la policía no ha hecho y no tiene intenciones de hacer ya que todo ha quedado como un simple accidente de transito; investigar quien ha provocado que mi hermana perdiera el control del choche y falleciera instantáneamente junto a mi sobrino, uno que desconocía que llegaría.  Unos cuantos minutos después, llego a la casa, estaciono el coche y de inmediato entro a esta. Necesitaba venir antes de que llegaran mis padres para poder comenzar a revisar las cosas de mi hermana, para intentar, aunque sea encontrar una pista de algo, o al menos conocer un poco mejor con quienes hablaba Lucia y quien era el padre de ese bebé. Voy hacia su cuarto donde sé que está la bolsa que nos entrego la policía con sus pertenencias, la busco, la agarro, salgo de la habitación y de inmediato voy hacia la habitación que aun tengo en esta casa y me encierro en esta. Realmente no pensé que volvería a ocupar este cuarto, pero es que mis padres me necesitan más que nunca y por ahora quedarme aquí ayuda a apoyarlos en el momento más difícil que estamos viviendo como familia.   Saco sus cosas de la bolsa, las cuales incluye su celular, su billetera y una pequeña libreta, y lo primero que hago es encender el celular y leer los mensajes de texto. Para mi sorpresa todos los mensajes están borrados excepto los que envió o recibió de Mauricio Di Marco 24 horas antes de su muerte, abro el chat y los comienzo a leer uno por uno.                                                                                                                                                          Lucía:                                                                                     Tienes que creerme, no me puedes hacer esto. Mauricio: Si que puedo, eres una mentirosa.                                                                                                                                                            Lucia:                                                                         Te juro que no, hablemos por favor. Te amo de verdad. Mauricio: No, no me busque más. Eso son los únicos mensajes que han quedado guardados en el celular y todo está más que claro, ella le conto lo del embarazo y él simplemente no quiso hacerse cargo y la abandono como si mi hermana fuera un animal, la utilizo… 《imbécil》Pienso y a la rabia que ya sentía, se le suma todo esto que estoy sintiendo ahora y que hace que el nombre de Mauricio Di Marco se convierta en el de mi peor enemigo. —Te juro que me las vas a pagar— Amenazo en voz alta mientras dejo el celular a un lado y agarro la libreta que estaba con sus cosas. Ojeo sus hojas y tan solo encuentro notas sin sentido. Son fechas, números que no sé a que pertenecen y palabras sueltas que parecieran no tener sentido alguno hasta que de pronto leo el nombre “Naviera Di Marco.”  《Conque es un empresario》Pienso y trato de hacer memoria de los muchos empresarios conocidos que tiene mi familia en está industria, pero así de primera instancia, ese nombre no me suena de nada, lo que si tengo claro es que por su culpa mi hermana está muerta y no voy a descansar hasta que pague por lo que ha hecho.  —Prepárate Mauricio, me convertiré en tu peor pesadilla— Murmuro y cierro mis ojos tratando de contener las lagrimas que amenazan con salir, pero no lo consigo y sin poder evitarlo vuelvo a llorar como un niño por haber perdido a la persona que más amaba en está vida. 
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