Después de nuestro gran teatro frente al hombre que más odio en este mundo, escucho la voz del maestro de ceremonia que he contratado para dirigir todo este circo frente a los invitados anunciando que es el momento del primer baile de los flamantes nuevos esposos. Mi mirada se fija inmediatamente en la suya y recordando que debo comportarme como un hombre enamorado frente a todos, le ofrezco mi mano mientras que con mi mirada le dejo saber que debe seguirme la corriente. Sienna respira profundo y finalmente acepta mi mano para que así caminemos hasta el centro de la pista de baile. Con toda la intención de llevarla al limite poso mi mano en el centro de su espalda para pegarla a mi cuerpo y luego tomarla de la cintura para así comenzar a bailar al ritmo del vals que resuena por todo el s