Capítulo 22. Mi muestra fue robada por el desgraciado de Ernesto Dexter. Estoy comenzando a sentir demasiado calor, y mi mirada no deja de observar ese bulto que sobresale muy cerca de su cinturón debido al diseño tan pegado de su pantalón, incluso estoy segura de que acabo de tragar saliva, sé que estoy en problemas, ¿no sé por qué?, pero algo extraño está pasando conmigo, y lo peor de todo es que no puedo quitarme está ridícula sonrisa de los labios, la culpa la tiene Piero, haberse alejado tanto tiempo de mí y saber que volverá mañana alborotaron mis hormonas a mil, ahora despertaron a la Mia salvaje y loca que había ocultado desde que volvimos de nuestro viaje, el señor Monteverde pensará que soy una cabra desbocada. -- ¿Mia? – escuchar mi nombre en la voz de mi jefe no ayuda, bajo l