Después de que todo estuvo hecho, tuve algunas horas para mí y decidí jugar más juegos. Realmente nunca había tenido la oportunidad de solo jugar antes, y fue muy divertido. Cuando sonó mi alarma, apagué el juego y subí para encender las mantas para Victor y Rosalynn.
Bajé a la cocina para sacar las bandejas de refrigerios preparados para los donantes. Me preguntaba si podría pedirle a Victor que no pidiera a la señorita Helen de nuevo. No quería hacerlo enojar, pero no me agradaba para nada. Debe haber otras opciones.
Mientras estaba absorta en mi trabajo, no escuché que Victor bajara hasta que estuvo parado justo a mi lado. Casi me salto del susto. No me había dado cuenta de que estaba tan concentrada.
—¿Qué pasa, princesa? ¿Te molestó algo esta mañana? —preguntó.
—No. Simplemente me
