Después del desayuno, Val le preguntó a Echo si podía quedarse durante unas horas. Parecía un poco nerviosa ante la idea. Puedo imaginar que no le gusta la idea de que haya gente aquí mientras su amo duerme. Cuanto más tiempo pasaba con ella, más podía sentir cómo crecía nuestro vínculo. La estaba entendiendo un poco más. A ella le gustaban las cosas de cierta manera y cuando las cosas alteraban sus planes, también la alteraban a ella. Lo convencí de hacer un plan para quedarse el próximo fin de semana. Eso me ganó una sonrisa agradecida de Echo. Solo una de las formas en que planeaba convencerla de que me amara. Me aseguraría de que siempre estuviera cómoda y en control. Ella pasó la mayor parte de su vida bajo el control de otra persona. Debería haberlo visto antes. No vería a la Dios