Capítulo 2.

2224 Words
     Sin pensar con la claridad suficiente termine dejando aquel sitio. No sabia como sentirme específicamente, era un rechazo, al fin y al cabo, pero más allá de ello había un profundo vacío en donde no sabia en que punto quedarme, porque había un silencio que intentaba ser pacifico dentro de mí, luego de un espacio en blanco para finalmente dar a reconocer algo incierto, burdo y quizás roto. Las miradas se filtraban detrás de mi espalda, podía sentir el peso de todas ellas calando detrás de mí, muchas eran curiosas otras tantas eran un sentimiento mezclado entre burla y pena, quizás era algo extraño, por el rabillo del ojo había alcanzado a ver como muchos me miraban. Apure mi paso, necesitaba huir de ahí, de mis pensamientos y todo lo relaciono con aquella eventualidad. La crueldad de la resignación me orillaba a negarme a intentar buscar una explicación. Me aleje con cierta rapidez de la escuela, el bosque quedaba bastante cerca, apenas unos cortos metros separaban el bosque de la civilización, así que no paso mucho tiempo cuando ya mis dedos iban rozando cada pino o árbol silvestre que se encontraba por donde estaba caminando, tantas veces alguien había decidido tomar este rumbo que ya había un camino hecho por las pisadas. Desde muy pequeña la calma devastadora de los bosques había llamado profundamente mi atención, convirtiéndose así en uno de mis sitios favoritos. Adentrándome en el bosque culmine en un punto donde nada más el sonido del agua y de los pájaros lograba tomar forma en tanto silencio. La cascada dejaba ver entre su agua cristalina cantidad de peces con colores que variaban desde una gama de anaranjados hasta amarillos, poco a poco se fueron ellos dispersando con mi llegada, y así fue como termine sentándome en la orilla del rio, quizás tenía un poco de miedo de meterme en lo profundo de mi mente, finalmente lo primero que se escucho fue un llanto lastimero dentro de mi cabeza. ─ No lo puedo creer. ─ lloriqueo Rashka, pude sentir sus sentimientos lastimeros, en mi pecho un pequeño tajo de dolor me toco, no dije demasiado al momento, más allá de ello me resigné a escuchar su llanto. Ella estaba herida, se supone que la relación con los mates era algo sagrado para cada lobo, la conexión que se pueda tener con su pareja era magnifica, eclipsante y anhelada por cada criatura. Cada lobo tenia su pareja destinada y que esta rechazara a un lobo era malévolo, incluso si era merecido, se trataba de un puñal que escocia y quemada, incluso podría matar. Con mi pecho escociendo hable finalmente, el llanto de Rashka siendo igual de fuerte que cuando hablo. ─ Lo siento, Rashka. ─ murmuro sin saber exactamente que decir, la culpa me atormentaba. Quizás el problema era directamente yo, ella solo era un daño colateral. ─Ha sido mi culpa, un mate no quiere una paria. ─ murmure aceptando ese sentimiento que atormentaba mi mente, necesitaba decirlo. Rashka estuvo en silencio un instante, este mismo se prolongo por bastante tiempo, estuve esperando sentir mediante el vinculo un deje de rabia, más el silencio solo deterioro mi estado de ánimo. ─Se con certeza que este rechazo será pagado con creces…─ murmure en un intento de quizás dejar en claro mis planes, pero sabia que solo era un penoso intento de no quedarme sola una vez más, el silencio de mi parte animal me calaba demasiado en cada parte de mi ser. Espere y finalmente una respuesta me hizo dejar de temer. ─La venganza no es el tema central, Charlotte, es más no esta en discusión, comparto tu sed de venganza, solo el dolor quema y me carcome a mí. ¿Puedes verme en tu mente? ¿Notas mi sufrimiento en tu pecho quizás? ─ su voz era gruesa, con un deje profundo de lastima y vergüenza. ─ Que sentimos, se que tu pecho escuece y duele, no te dejare jamás sola, el silencio no puedo soportarlo más, yo no quiero callar más. Entendí en su totalidad a lo que se refería, conocí un lugar donde Rashka y yo conectábamos muy bien y era el dolor del silencio, el murmullo frio que esto ocasionaba y carcomía. ─Jamás será tu culpa lo que suceda, no tienes control en lo que otros decidan, solo no es tu culpa. ─ murmuro, después de eso la conexión entre ambas se corto y solo quede yo nuevamente. El agua corría delante de mis ojos con calma, el dolor en mi pecho se incrementaba con tal frecuencia que dolía inclementemente. Las horas perdidas de sueño estaban pasando factura minutos después, a eso se le sumaba la carga emocional que podía estar llevando encima de mis hombros, aun no estaba segura si la debilidad que me había estado consumiendo durante toda mi vida se debía a mi casta, intentando no pensar más en ello termine por recostarme en el suelo frio lleno de hojas, ramas pequeñas y tierra, no paso mucho tiempo cuando alguien llamado Morfeo me arropo en su regazo.                                                                                                  §     Desperté con el grito más desgarrador y doloroso que había alguna vez producido, mi garganta dolió, tal parecía que mis cuerdas vocales se habían desgarrado por aquel lamento. Aquella sensación de cientos de golpes chocando contra mi cuerpo me hizo saber que aquello no era normal, me sentía rota a nivel físico, un dolor que jamás había sentido con anterioridad, a mi mente llego aquella vez que me había caído de un árbol, en esa oportunidad solo mi brazo resulto comprometido, el hueso sobresaliente de esa vez era una decima parte de lo que en realidad estaba sintiendo. El calor ardiente lleno mis entrañas inclemente bañando mi mente con cada minúscula partícula de sufrimiento habida y por haber en el mundo, un instante después vi como el hueso de mi pierna se rompió, la tibia y el peroné hicieron que un sonido horrible lograra hacerme colapsar en llanto, no vi el momento en que las lagrimas comenzaron a nublar mi vista, pero estaba segura de que mis quejidos se incrementaban a la par del dolor. El primer paso fue ese, sentí como mis huesos rotos chocaron contra mi piel, de esta forma sobresalía en un ángulo antinatural. ‘’¿Qué mierda es esto?’’ ─Tienes que calmarte y dejar que el dolor fluya, si te resiste a la transformación morirás. ─ la voz sombría de Rashka me alerto, seriedad y determinación. Ahí entendí que pronto estaría viéndola, quise quejarme, pero los huesos de mis brazos se quebraron, tome aire profundamente y mordí mis labios hasta que sentí la sangre manchando mi paladar. El dolor que recorrido mi ser era inclemente, noté y sentí como mis muñecas iban tomando una postura extraña, y mis piernas se alargaban tomando el aspecto de un animal demasiado monstruoso, pero lo peor que pude haber experimentado fue el momento en que la transformación comenzó a cambiar mi rostro, ya no podía apretar mis labios porque mi mandíbula se alargo tomando aspecto de un hocico, a la par que mis dientes fueron cambiando poco a poco siendo sustituidos por caninos de lobo. Mi columna vertebral me hizo gemir de dolor, ya no era un humano, era un lobo, mi piel estaba cubierta por pelaje espeso, mis uñas eran garras gruesas. Incluso mi visión y audición se vieron afectadas de tal manera que fue imposible no escuchar mi propio proceso culminando, o ver de manera detallada como la piel se terminaba de rasgar para que las garras salieran de forma más rápida. ‘’No lo soporto más.’’ ─No puedes rendirte ahora mismo, has pasado por todo el proceso tu sola, ¿quieres morir ahora mismo? ─ era un deje de determinación lo que sentí en la voz de Rashka, estaba aun herida, pero sobre todo estaba dándome fuerzas de una manera un poco retorcida. Quise morir porque el proceso aun no acababa, tuve la necesidad de gritar con fuerza, pero solo pude quejarme en cambio. Mi mente me llevo a un rincón que no recordaba de mi niñez, quizás era una alucinación y la necesidad de olvidarme de todo esto que estaban construyendo este recuerdo, pero ciertamente solo quería alejarme de la insana necesidad de dañarme aún más. Tan rápido como el recuerdo llego se fue, no lo quise ver, dolía y quemaba más que la transformación en sí. ─Levántate, ya ha terminado, quiero que me veas. ─ no quise hacerlo, aunque la emoción en la mañana me quemaba, la ansiedad de ver a mi loba y a mi misma siendo una físicamente al comenzar el día estaba latente, pero ahora mismo temía todo. No quise levantarme, pero los gruñidos de Rashka me llevaron a ello, torpe me levanté, casi sin poder manejar este nuevo cuerpo, las almohadillas de mis patas sostuvieron mi peso y las garran se encajaron en el suelo frio del bosque. ─Acércate al rio, ven a verme. ─ había felicidad en su voz, ella era cambiante, o quizás solo estaba alentándome de manera franca, sin pensarlo comencé a moverme con lentitud en dirección al rio, tenia miedo de lo que podía mostrase al frente de mis ojos, sobre todo porque eso definiría lo que era. Esperaba ver un pelaje cremoso y espeso, ojos color ámbar o quizás azules, las expectativas estaban cambiando mi estado de ánimo, lamentablemente no podía decir mucho en cuanto a mi cuerpo, el dolor físico aun estaba presente ardiendo en cada porción de carne que poseía mi cuerpo lobuno. Cuando estuve al frente del rio viendo mi reflejo quedé perpleja. Una leyenda extraña paso por mi mente.  «Solo la vida permitirá que otro lobo n***o descienda de las deidades que reinan el cielo, cuando ese momento se presente la tierra volverá a renacer y la oscuridad será tan prospera como la claridad.» El reflejo se llenaba de una criatura hermosa, lo más apegado a la belleza que alguna vez había conocido. Un pelaje tan n***o como el carbón pintaba mi anatomía, continuo a esto un par de ojos color escarlata complementaban el juego, note que mi altura era mucho mayor a la de un lobo promedio, no entendía toda la situación, pero definitivamente el poder y la belleza que exhumaba mi loba eran incomparables. ─Toma un respiro, esa imagen que tienes jamás se ira de tu vida. ─ la voz burlona de Rashka me hizo salir de mi pensar. ─ Nadie sabe que hoy sería mi primera transformación, esto es inusual, no creo que sea factible que la manada se entere de mi forma lobuna, al menos no por los momentos. ─ murmure en mi mente, Rashka solo asintió estando de acuerdo. ─ Lo diferente causa impresión, y la impresión misma orilla a las personas a hacer cosas dañinas, espero que lo entiendas. Hubo un tono de condolencia en mi voz dentro de mi cabeza, no quería hacer sentir mal a Rashka, pero la manada era una jaula llena de lobos donde el peligro venia en formas extrañas. ─No intentes ser condescendiente conmigo, Charlotte, debemos protegernos. La felicidad de que me hayas conocido jamás podrá ser borrada por algo tan mínimo como un comentario. ─ dijo juguetonamente, la ansiedad por preguntar respecto a mi aspecto me carcomía, pero antes de que pudiera hacerlo Rashka volvió a hablar. ─No puedo responderte demasiado respecto a esto, tienes que esperar un poco más, lo lamento mucho, odio cargar con el peso del silencio entre ambas. No entendí su comentario, por el rabillo del ojo una figura apenas se visualizó, después de las alucinaciones se lo atribuí al hecho de que mi mente aún estaba revuelta entre tanto caos. ─Esta bien, por cierto, ¿cómo pudiste permanecer tan oculta durante tanto tiempo? ─ pregunte con genuina curiosidad, el silencio de Rashka luego de ello me hizo saber que esquivaría mi pregunta esta vez, me sentí algo mal por ello, porque sentía que ella ocultaba demasiadas cosas que para mi eran necesarias saber en este punto. Hice un sonido igual a un resoplido y molesta comencé a decirle. ─Tú mas que nadie sabes que es lo que se siente pasar la vida sola esperando respuestas, sabes que no ha sido fácil, te tengo aquí, nos tenemos una a la otra, ¿por qué no respondes mis preguntas? ─ comencé a decir, estaba la ira burbujeando poco a poco dentro de mí, peor aún estaba ansiosa. ─ ¡Maldita sea, dime! Estoy harta del silencio y la falta de atención, la soledad ayuda a pensar en muchas preguntas y una vez que tienes a alguien que puede responderlas es difícil no realizarl… ─ ¡Vayámonos, alguien viene! ─ me alertó Rashka en un grito iracundo y nervioso sin dejarme terminar mi reclamo, quise intentar entender lo que sucedía, pero efectivamente lo pasos anunciaron que teníamos un invitado no demasiado especial. Como pude recogí mis cosas y tomé en mi hocico de la mejor manera posible, no había un plan que seguir más allá de salir huyendo del bosque, no tenía idea de cómo ocultaría mi tamaño en aquel punto, sin más me marche siguiendo mi instinto. Muy poco antes de eso había percibo un olor extremadamente dulce mezclado como algo que parecía ser azufre, sin darle vueltas al asunto olvide eso y hui una vez más.
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