La casa estaba muy tranquila y la muchacha encontró un libro acerca de la India que deseaba leer, pero le resultó imposible concentrarse. En lo único que podía pensar era en la belleza de Nore. En los maravillosos caballos del Duque y en él mismo. Podía recordarlo sentado a la cabecera de la mesa como si fuera un rey ó montado en su caballo n***o mientras cabalgaban juntos. Recordó lo maravilloso que había sido cuando la invitó a bailar. Pero, sobre todo, ella mantenía vivo el recuerdo de cómo él la rescató del laberinto, la había llevado hasta la casa y la besó en aquella habitación junto a la suya. Aquel recuerdo hizo renacer en ella las sensaciones que él despertara en ella. Una vez más, pudo advertir cómo le atravesaban el cuerpo y la elevaban hasta el cielo. "¡Lo amo! ¡Lo amo!", p