Capítulo 7DAVINA estaba casi desesperada. Apenas podía respirar y los tobillos le dolían cada vez mas. Pensaba, aparte de ello, que nadie sospecharía dónde se encontraba y que iba a permanecer en aquella posición sobre el suelo hasta morir. ¿Por qué iba el Duque a imaginarse que se hallaba en el laberinto? A menos que, por un milagro, recordara que había estado allí la noche anterior. Le envió mentalmente una súplica desesperada. "¡Sálveme! ¡Sálveme!" Mientras lo hacía, le pareció ver su agraciado rostro y sus ojos centelleantes, y escuchar su voz diciendo como lo había hecho la noche anterior: "Está muy bonita". "¡Sálveme!", pidió Davina una vez más. Ahora era un grito que parecía venir desde lo más profundo de su alma. Entonces, escuchó unos pasos. Pensó que quizá se trataba de