Al Duque le fue imposible descifrar lo que estaba diciendo. Pero estaba seguro de que era la conversación entre dos personas que se conocían muy bien. El Duque apretó los labios. Empezaba a comprender lo que estaba ocurriendo. A pesar de la ansiedad que sentía por lo que le sucediera al Duque y el horror que le producía el complot tramado contra él, Davina durmió bien. Estaba muy cansada después de la actividad de la noche. Había dudado si aceptar o no la invitación del Duque. En el tren privado, se sintió muy entusiasmada. También comprobó que el corazón le brincaba de alegría cuando se acercaron a Nore. Tal y como se lo había prometido, la doncella la despertó a las siete. Pasara lo que pasara, ella deseaba montar uno de los caballos del Duque, pues aquella sería una, experiencia que