Nore era todavía más hermoso de lo que ella se había imaginado.
Primero observó un magnífico parque, lleno de viejos robles, un lago y un delicioso puente del siglo XVIII.
La entrada principal se hallaba situada en el centro del edificio y tenía una escalera muy elegante que conducía. hasta el pórtico de piedra, con sus columnas jónicas que lo hacía impresionante.
Una vez en el gran vestíbulo, Davina no pudo evitar abrir la boca ante la magnificencia de éste.
Fue conducida por una escalera dorada.
No tuvo tiempo para captar todos los detalles de las pinturas y las banderas fijadas junto a una chimenea de mármol tallado.
Miró el techo que era un festín de diosas y dioses. Cuando le mostraron su habitación, sintió que había estado conteniendo la respiración por lo maravilloso que era t
