Capítulo 13
Aquí, en las cuevas, cada sonido se amplifica. Aprendes a ignorarlo. Pero antes del amanecer, casi puedo fingir que los ronquidos amortiguados que se filtran desde los cuarteles adyacentes vienen de mi hermana pequeña, dormida sana y salva en su cama rosa. Miro la oscuridad, al techo de antracita. Siento como si presionara sobre mí. Se siente como estar atrapado en un útero, esperando emerger. ¿Y luego qué?
¿Por qué estoy realmente aquí?
Me deslizo fuera de mi litera para orar antes de que la corneta anuncie los jolgorios matutinos. Finalmente entiendo lo que el Coronel trató de decirme el día que nos conocimos. Ningún caballero blanco va a venir montado en un corcel para salvarnos. Nuestra última esperanza de caballerosidad murió con Lionel. Si quiero rescatar a mi pequeña
