Me encamino a la entrada del establecimiento moviendo un poco las caderas, sabiendo que Alejandro me sigue los pasos de cerca. Su reacción cuando me ha visto quitarme el abrigo ha borrado cada duda que tenía acerca de mi atuendo y eso me hace sentir extrañamente bien. Nunca había sentido la necesidad de gustarle a alguien, de verme bonita para un hombre, pero desde que lo conocí, no hago más que pensar en él. Ahora que lo tengo tan cerca, me siento más atraída incluso que antes.
Alcanzamos a Massimo y Cinthia quienes ya se encuentran hablando con el joven de la recepción. Por lo visto, los chicos son muy bien conocidos en este lugar, porque tan pronto les han visto a los dos, los empleados se desbordan en complacerles.
Me acerco a Cinthia y tiro de su brazo con suavidad para apartarnos
