PERVERSO, el amor del millonario

Capítulo 23: Lujuria

LA LUJURIA

"Es un comportamiento psicológico humano que se relaciona principalmente con un excesivo e incontrolado apetito por el placer carnal o por la posesión desmedida y en exceso sobre alguna otra cosa"

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Tres años antes

Tercer aniversario de bodas

Luka

— ¿Una fiesta de aniversario, Luka? ¿Estás hablando en serio? — Gia se levanta de la cama, está enojada y no logro entenderla, constantemente me dice que no hacemos nada con nuestros amigos y que vivimos un poco aislados del mundo.

— Querías que socializáramos — Le respondo y me levanto de igual manera, comienzo a sentir unas pequeñas punzadas en la cabeza, hace algunos días me empezó a doler, pero no le di mucha importancia.

— Pero no en nuestro aniversario, nunca se te ocurre hacer nada y ahora vienes y me dices que vamos a hacer una fiesta de aniversario, pensé que eso era algo privado, algo entre tú y yo — Se acerca a mí, moviendo sus manos, no logra hablar sin hacerlo, eso me distrae.

— Tesoro, estoy seguro de que podremos celebrar en privado después de la fiesta — Le digo y se queda mirándome durante un instante para luego negar con la cabeza.

— Eres imposible, un puto egoísta — Grita y yo miro hacia la puerta de la habitación, que afortunadamente está cerrada, no quiero que despierte a los niños.

— Gia — Intento abrazarla, pero cuando se enoja, es mejor dejarla tranquila.

— Gia nada, te la pasas trabajando y yo me la paso estudiando y a pesar de que iremos a Grecia de vacaciones, lo haremos con los niños y te aseguro que no será como nuestra luna de miel, lo sabes, ahora están más grandes y tenemos que estar más atentos —

Llevaremos a una niñera, aunque en realidad no sé por qué lo hacemos, Gia no los deja ni a sol ni a sombra — Pensé que esta fecha sería nuestra oportunidad de pasar un tiempo a solas — Susurra.

— ¿Habías preparado algo? — El año pasado me sorprendió y nuestra celebración fue épica.

— No he tenido tiempo — A pesar de que no tomó un curso vacacional, ha estado estudiando bastante, su carrera es muy exigente y con dos niños no tiene mucho espacio ni tiempo para dedicarse a ella al cien por ciento.

— No puedo cancelar la fiesta a último minuto, pensaba darte la sorpresa, pero imaginé que no reaccionarias bien, por eso te lo dije — En realidad, no sabía cómo iba a reaccionar y se me olvidó por completo decirle, ya que fue Ariana la que se encargó de prepararlo todo. Pero teniendo en cuenta, que más tarde llegaran las personas del catering, era mejor advertirle con tiempo.

— La fiesta es hoy, Luka — Me habla con los dientes apretados — Ni siquiera tengo vestido — En realidad si lo tiene, de eso me encargué personalmente.

— Mira en tu guardarropa, seguro que algo va a gustarte — Se dirige al Vestier y regresa con los ojos humedecidos.

— ¿Lo compraste tú? — Asiento y a pesar de que sé que seguirá enojada por un rato más, al menos he logrado alterarla — Me encanta, gracias — Se muerde el labio y muero por besarla — Pero igual sigo enojada contigo — Pasa por mi lado y lanza un puño contra mi pecho mientras se dirige a la ducha ¡Eso ha dolido! — Vamos, tenemos taller musical con los chicos — Me dirijo a la cama y miro hacia el techo, no creo que mi cabeza soporte a una manada de niños de tres años o de menos edad, haciendo ruido, o música, como creen los otros padres, incluida Gia.

— Voy a trabajar en mi taller — Cierro los ojos.

— ¡Eres un cobarde! — Me grita.

— Soy un sobreviviente, nos vemos en un rato — Cierro los ojos y vuelvo a quedarme dormido.

He estado trabajando en mi taller de alfarería desde hace algunas horas, el ruido en la casa me genera estrés y Gia continúa enojada, así que, por el momento, es más seguro sumergirme en mi mundo privado, aprovechando que los niños han estado con Gia.

— Hola, mi madre ha llegado y se ha quedado con los niños ¿Sabes que hora es? — Escucho la voz de Gia, mi taller se encuentra al otro lado de la casa, atravesando la piscina y todos tienen prohibido molestarme cuando me encuentro en este lugar, a menos que sea una urgencia; sin embargo, Gia hace lo que quiera, todo para ella es una urgencia.

— ¡Gia! — Ella sabe que me encanta verla, pero cuando estoy aquí, necesito concentración y en general, es porque necesito calmar el estrés o reflexionar sobre algo.

— ¡Luka! — Sonrío al escuchar su voz y levanto la mirada, para encontrarme con una Gia recién duchada, su cabello ha empezado a secarse naturalmente, se ve un poco salvaje, las ondas formándose sin control, ella sabe que adoro su cabello de esa forma.

Lleva una camisa blanca con los primeros botones abiertos, le queda un poco larga, como si fuera una especie de vestido y marca sus senos de una manera exquisita, me muevo un poco incómodo en mi taburete, tengo las manos mojadas y sucias, así que se me hace casi que imposible acomodarme para sentir menos presión.

La camisa es mía, recuerdo llevarla puesta ayer, creo que le queda mejor que a mí, le queda perfecta.

— Tesoro ¿Necesitas algo urgente? — Me sueno la garganta, la reacción de mi pene se está convirtiendo en una urgencia, me está costando seguir utilizando mi pie en el pedal, es un estímulo adicional innecesario, en este momento me doy cuenta de lo interesante que es un torno eléctrico.

— Arcilla — Me responde y yo levanto mi ceja izquierda, trato de seguir concentrado en lo que estoy haciendo, mi pie pierde la velocidad y maldigo entre dientes — ¿Estoy incomodándote? — Bajo la mirada hacia mis pantalones que Gia no puede ver por la posición en la que me encuentro.

— No, por supuesto que no, es solo que no logro la velocidad que necesito — Le digo y sigo disminuyendo el movimiento de mi pie, ya es demasiado incómodo.

— Deberías tener un torno eléctrico, es más fácil moldear la arcilla, ¿no? — Sonrío, mi Tesoro, es tan obvia y a la vez tan hermosa.

— Sí, pero no quiero que sea más fácil, disfruto de todo el proceso, incluido cuando tengo que dar pedal — Observo su reacción, su mano se detiene al lado de la arcilla y aunque no puedo ver su cara, sé que ha comprendido que he descubierto su juego — El resultado es más gratificante — concluyo.

— Perfecto, un alfarero que ama su arte — Detengo el movimiento de mi pie y me quedo con el trabajo medio empezado en mis manos.

— Más que nada en el mundo, este alfarero ama a su esposa — Gia suspira y toma la arcilla y se vuelve mirándome con los ojos entrecerrados.

— Gracias alfarero, no quise incomodarte, creo que me voy, seguro los niños van a enloquecer a mi madre — Vuelvo a mirar mi entrepierna y reanudo el movimiento del torno, mi pie sobre el pedal, mis manos sobre la arcilla y mi mirada concentrada en la suya.

— Ven aquí, tesoro— Se acabó el juego y ella lo sabe.

— Yo... — Su gesto de inseguridad me enternece ¡Es tan linda!

— ¡Ahora! — Sus pies se mueven con lentitud, sus pasos y mirada altiva.

—¿Qué desea, señor? — Me dice frente al torno y yo observo sus manos llenas de arcilla.

— Siéntate y moldea la arcilla — Ella abre los ojos, nunca le he pedido que moldee algo, la he follado en este lugar y por lo general lo hago un segundo después de verla entrar, pero nunca le había permitido quedarse tanto tiempo sin follarla y menos le había pedido moldear.

— ¿Estás seguro? — Vuelvo a levantar mi ceja — Lo siento, señor. Por supuesto — Vuelvo a reír en mi interior, su juego se ha acabado, ahora comienza el mío.

Es incómodo, pero me levanto y camino hacia un lado mientras la observo tomar mi lugar, nunca ha utilizado el torno, pero me ha visto hacerlo y seguro que le costará utilizarlo, moja lentamente sus manos, antes de comenzar.

Sé que está esperando que rodee su cuerpo y le explique lo que debe hacer, pero eso es algo tan típico y premeditado que prefiero concentrarme en como muerde sus labios húmedos, su respiración entre cortada y sus senos y pezones erguidos.

Está excitada, mueve el pedal lentamente y sus manos sostienen sin sentido la arcilla.

No hablo, solo la observo y noto como su piel se eriza, ahora ella está sintiéndose expuesta, como me sentí yo hace unos minutos.

— Detente — Susurro.

Levanta la mirada y muerde con más fuerza sus labios.