Capítulo 17: Complicidad

2435 Words
LA COMPLICIDAD Es la cualidad de cómplice. refiere a quien expresa o siente solidaridad o camaradería para con otra persona. La complicidad es parte esencial de una amistad; se trata de un matiz de la unión entre dos seres vivos que implica un profundo conocimiento del otro, de sus necesidades, de sus gustos, de sus puntos débiles y de sus fortalezas. Ser cómplice de alguien, dentro del contexto de las relaciones interpersonales, significa estar juntos física y mentalmente, entenderse y completarse mutuamente. ******************************************* Luka La directora Brand colmó mi paciencia, mi hijo no debería ser sometido a tanta presión con tan solo seis años, debería ser escuchado y punto. Hablar con Jean, no fue fácil; intenté ser lo más sutil posible y explicarle lo que estaba sucediendo, le dejé claro que no conocíamos a su padre biológico, que nosotros éramos sus padres legales y que por nada en el mundo permitiríamos que alguien se lo llevara. Le pedí cuidarse y cuidar a su hermano, se lo pedí a los dos, les prometí no volver a irme de casa y durante todo ese tiempo, sentí como mi corazón me palpitaba a mil por hora al darme cuenta del gran error que había cometido al querer ocultarle a Gia lo que me estaba pasando. Estoy muy orgulloso de mis hijos, porque se apoyan y se comprenden, al principio, estuve muy ligado a Jérémie, por todo lo que sucedió con mi hermana, no quería que se sintiera desplazado y Gia equilibraba las cosas con Jean, pero luego, ella y yo descubrimos que la mejor forma de que ellos tuvieran una buena relación, era queriéndolos por igual, con sus diferencias, defectos y virtudes y hoy he comprobado que los dos se quieren y se apoyan incondicionalmente. Me siento embargado por tantas emociones, como si de un coctel molotov se tratara. Hoy he vuelto a mi casa, con mi esposa y mis hijos y no lo he hecho solamente para resolver un problema, lo he hecho para quedarme, para seguir compartiendo mi vida con ellos, incluido mis problemas. Al volver a entrar en mi habitación, la que comparto con Gia desde hace tantos años y en la que no tuve derecho a estar desde hace tantos meses, mi alma se siente tranquila, reposada, porque esta noche podré dormir con la mujer que amo y que prometí amar en las buenas y en las malas, la única mujer que me comprende y que a pesar de todo me ha perdonado y me ha vuelto a recibir con los brazos abiertos. Sin embargo, mi mente sigue trabajando, procesando toda la información que tenemos, la desaparición de mi padre biológico precisamente en este momento y el hecho de que se encuentre relacionado con mi hermana y la nota, me generan desconfianza y estrés. Mientras tomo una ducha en nuestra habitación, por primera vez después de meses pienso en lo que Gia acaba de preguntarme sobre mi hermana, podría estar viva y si es así, solo sería mi responsabilidad, porque fui débil y solo pensé en mi madre, que me suplicó que no permitiera que el cuerpo de mi hermana fuera más destrozado de lo que ya lo estaba cuando la encontraron los buzos. Mi hermana tuvo mucho tiempo para estudiar nuestras reacciones y sabía que mi madre me convencería, por eso tomó el riesgo, porque estaba segura, que yo protegería a mi madre del dolor, aunque ella me hubiese causado mucho daño al intentar secuestrar a Gia. — ¡Maldita sea! — Grito y golpeo la pared con mi puño, a pesar de todo lo que intenté prevenir y de todas las hipótesis que construí, nunca llegué a plantearme una posible relación entre mi hermana y mi padre biológico. — ¿Luka? — Escucho la voz inquieta de Gia, me giro en la ducha y la veo frente a mí, respira acelerada, está asustada, preocupada y me duele verla en ese estado, prometí hacerla feliz y ahora mi pasado vuelve a dañarla y lo peor es que nuestros hijos están involucrados — ¿Estás bien? — Intento sonreír, porque a pesar de que siempre intento mostrarme fuerte, ahora no lo soy y no estoy bien, al igual que ella, estoy preocupado y asustado, porque por nada del mundo quiero que le suceda algo a Jean. — No podía ser fácil, ¿Verdad? — Gruño, mientras el agua se desliza por mi cuerpo desnudo. Observo como Gia cierra los ojos, para de manera impulsiva entrar en la ducha y abrazarme, sigue vestida, pero es como si no le importara y si soy sincero, a mí tampoco me interesa, es más importante para mí, sentir su calor contra mi cuerpo, a pesar del agua fría, sentir como sus brazos me rodean y su corazón palpita con fuerza. — Vamos a estar bien, porque estás con nosotros, porque estamos juntos — Me susurra, me encanta verla inclinarse para poder hablarme al oído, en otro momento reiría y bromearía, pero hoy solo quiero creerle y tener la misma fe que ella tiene. — ¿Eres consciente que soy responsable de todo este desastre? Si Danna sigue viva y se lleva a Jean, solo yo seré el culpable y no podré perdonármelo nunca — Le digo, no puedo dejar de pensar en esa posibilidad. — Luka, yo solo soy consciente del excelente padre que eres y de que harás todo lo que esté en tus manos para proteger a tu familia — Toma mi cara entre sus manos — Solo quiero que me prometas una cosa, primero vas a protegerte a ti, porque si te llega a pasar algo malo por extralimitarte, entonces si serías culpable de dejarnos solos — La observo en medio del agua y cierro los ojos, procesando lo que acaba de decirme ¿Cómo quiere que le prometa algo así? ¿Extralimitarme? ¿Quiere hacerme sentir culpable por protegerlos? — Gia, sabes que debo hacer hasta lo imposible por... — Lleva un dedo a mi boca y dejo de hablar. — Hacer hasta lo imposible para mí, es que estés bien y te cuides — Intento negar con la cabeza y hablar, pero ella continúa — No te estoy pidiendo que no hagas nada y te quedes esperando a que tus hombres te traigan información, te estoy pidiendo que no abuses de tus fuerzas y que aprendas a delegar cuando sea necesario, te estoy pidiendo que no presiones tu cerebro y que te cuides — Me muerdo los labios y la observo, es tan bella, que todavía no comprendo como pude estar tanto tiempo lejos de ella, de su cuerpo, de sus brazos, de sus labios. La beso, con fuerza, con rabia e impotencia, descargo sobre este abrazo y este beso, todos los sentimientos que me embargan y controlan mi mente. La desnudo rápidamente, ella me ayuda, nuestros movimientos se aceleran, su ropa pesa y tenemos que tener cuidado, sin embargo, poco tiempo después la tengo levantada contra mi cuerpo y sus piernas rodean mis caderas, levanto sus brazos y aprieto una de mis manos contra las suyas unidas sobre su cabeza, contra la pared. Sus senos me regalan una imagen fabulosa, bañados por el agua, subiendo y bajando de manera acelerada, al ritmo de su respiración, me inclino y los beso. No tenemos mucho tiempo, ya es tarde y los chicos deben comer e irse a la cama, espero que Gia esté lista para recibirme, porque debo poseerla ahora, entregarme a ella y sacar fuera de mí todas estas emociones y sentimientos que me ahogan, ella es mi fuerza, mi calma, mi mejor medicina. Me introduzco en su interior y espero a que se sienta cómoda, me besa, el signo que utiliza siempre para decirme que puedo continuar, que todo está bien y yo pierdo la paciencia, la cabeza y la sutileza, la embisto con fuerza, dejando en cada penetración cada una de mis dudas, de mis miedos; su cuerpo me recibe como siempre, ansioso y complaciente y vuelvo a sentirme completo cuando siento como su cuerpo se contrae contra el mío y sus paredes internas aprietan mi m*****o, que responde de inmediato, se inflama y se desborda por completo en su interior. Escucho sus gemidos, siento como muerde mi hombro y como sus manos intentan evitar la presión de las mías y moverse, presiono un poco más, la beso con más intensidad y me entierro por completo en ella, escucho sus gemidos, sus gritos al llegar al orgasmo y cierro los ojos ¡Nadie va a destruir a mi familia! Pienso un momento antes de soltar sus piernas y sus brazos que de inmediato rodean mi cuerpo, su abrazo me estremece, mis ojos se humedecen y me permito dejar de mostrarme fuerte por un instante, las lágrimas descienden por mis ojos y mientras sus manos acarician mi espalda, mi cuerpo se acopla al suyo, escondo mi cabeza entre su cuello y su húmedo cabello y me permito llorar por unos segundos. — Confío en ti, mi amor — Me susurra Gia y es todo lo que necesito para restablecerme, para luchar y encontrar las fuerzas que necesito. — Te lo prometo, voy a cuidarme, porque tienes razón, es la mejor manera de cuidarlos y protegerlos — Ella sonríe al escuchar mis palabras y vuelve a besarme. — Gracias — Susurra — Tienes una forma muy efectiva de lograr lo que quieres — Le digo y vuelve a sonreír, extrañaba intensamente sus sonrisas. — No seas quejica, al menos yo soy más sutil, tú utilizas métodos de tortura — Me palmea y sale de la ducha — Y muévete, los chicos esperan para cenar e irse a la cama — Me advierte antes de salir de la ducha. Mis recuerdos vuelven por un instante a siete años atrás, cuando le pedí que utilizara un vestido y ella no quería hacerlo, ese día, logré lo que quería de ella, pero ella me tuvo para siempre en sus redes. — ¿Podemos dormir con ustedes? — Acabamos de cenar, es tarde y los chicos tienen clases mañana y deben descansar. Observo a Gia que baja la mirada y sonríe, va a dejarme solo en esto, lo que no es justo, pero es su manera de vengarse por el tiempo que estuve lejos de casa. — Chicos, ustedes han crecido bastante y no estaríamos cómodos los cuatro en una misma cama — Intento utilizar la lógica, ellos son más inteligentes que el promedio, así que en general, este tipo de razonamiento funciona perfectamente. — Eso no es verdad, a veces dormimos con mamá y todavía queda bastante espacio, tienen una cama muy grande — Responde Jérémie. Me vuelvo a mirar a Gia, que continúa riendo, va a pagarme caro este momento. — Por favor, papá. Te hemos extrañado mucho y queremos compartir con ustedes el que hayas vuelto, solo por hoy y no volveremos a pedírtelo — Jean tiene el descaro de adjuntar una falsa promesa, Gia y yo sabemos que para ellos la última vez no existe, al segundo se les olvida y vuelven a pedir las mismas cosas, prometiendo que será la última vez. — Sabes que no vas a cumplir esa promesa, siempre las olvidas y volverás a pedirnos dormir con nosotros — Le respondo. — Ya tenemos seis años y medio, no cinco, eso lo hacíamos cuando teníamos cinco — Gia suelta la carcajada y empieza a ahogarse, quiero reírme, sin embargo, parece serio. — Tesoro, ¿Estás bien? — Le pregunto inquieto, los niños comienzan a golpear su espalda y ella levanta la mano pidiéndoles detenerse. — Estoy bien, gracias, es suficiente — Se limpia las lágrimas que alcanzó a derramar y respira profundamente — Chicos, hace menos de dos semanas me prometieron que era la última vez que me pedían dormir conmigo y ya tenían seis años y medio — Les dice Gia y ellos se miran y fruncen el ceño. — Y vamos a cumplir con nuestra promesa — Replica Jean. — No sé cómo van a hacerlo si acaban de romperla al pedir dormir con nosotros — Sonrío observando a Gia, mi pobre tesoro, es muy inteligente y estudiosa, pero a veces es muy ingenua y ya he visto esto en varias ocasiones, los niños hacen con ella lo que desean. — No hemos roto ninguna promesa, porque solo te la hicimos a ti, la situación es diferente — Ahora es mi turno de intentar ocultar mi sonrisa, sabía que le dirían eso, son iguales a mí. Siento el golpe de Gia contra mi hombre, se vuelve un poco violenta cuando se siente engañada, eso no ha podido superarlo. — A mí no me golpees, no tengo nada que ver en esto — Le reclamo mientras levanto mis manos sonriendo. — Y la violencia no está permitida en esta casa — Le recuerda Jérémie. — No es violencia, le he hecho una caricia profunda — Responde Gia y yo suelto la carcajada, su golpe no ha dolido mucho, pero de caricia no tiene absolutamente nada. — Las mentiras tampoco están permitidas — Acota de nuevo Jérémie muy serio. — Y te estás desviando del tema — Jean concluye y yo levanto una ceja al escucharlos ¿Cuándo estos niños aprendieron a hablar de esa manera? — Tesoro, se te acabaron los argumentos, has utilizado la violencia conmigo y debes pedirme disculpas — Ella me mira como si yo fuera un mosquito molesto, lo que me divierte mucho más. — Disculpe, señor Perverso — Me dice y se levanta de la silla y empieza a recoger la mesa. — ¿Quién es el señor Perverso? — Preguntan los chicos a la vez y de reojo observo la sonrisa maliciosa de Gia. — Pueden dormir con nosotros chicos — Digo rápidamente, no voy a explicarles a unos niños de seis años, la razón por la que su madre me llama señor Perverso, creo que no voy a explicárselos ni cuando tengan cuarenta años. Gia me mira y levanta una ceja, se acerca a mi lado para recoger mi plato, algo que no hace normalmente y me susurra al oído. — Mala decisión, señor Perverso, acaba de renunciar a su fiesta de bienvenida — Siento una fuerte tensión entre mis piernas y mientras mis hijos gritan emocionados y corren a lavarse los dientes, para escoger rápidamente su lado de la cama, yo me siento el hombre más frustrado sexualmente, pero a la vez feliz de poder vivir un momento único con mi familia, lleno de complicidad, algo que siempre hemos tenido los cuatro cuando estamos juntos y que no quiero perder.
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