Fue una semana intensa para el matrimonio Deveraux, porque Denisse le exigía a John que cada noche la tomara igual que el primer día de esa semana y él lo había hecho alentando por el enojo que aun sentía, al pensar que Diana también estaría disfrutando de su luna de miel en los brazos de ese miserable imbécil. Estuvo tan perdido en sus reflexiones que no escucho la puerta abrirse. Hugh; su vicepresidente, junto con Julius y Clarisa, entraron a la oficina sin llamar porque los estaba esperando, sin embargo, lo tomaron por sorpresa al encontrarlo con la mirada perdida en la vista panorámica que se podía apreciar desde su oficina, sentado en su silla y dándoles la espalda, mientras su mente divagaba. —¡John! ¡Tierra llamando a Jonathan Deveraux! Creo que, definitivamente lo hemos perdido,