Aún era temprano y era domingo, por lo tanto, no podía molestar a sus empleados, pero estaba desesperado por encontrar la hacienda a donde Diana se llevó a Gabriel y seguramente Iván lo mandaría al diablo como lo había mandado estos dos últimos días. Y le había extrañado bastante su reacción. Si fuera todo lo contrario, él ya lo habría ido a buscar para romperle la cara por estar molestando a su esposa y por haberse metido a su casa durante su ausencia. Aun sabiendo que el niño no era su hijo, estaría furioso si se atreviera a buscar a su mujer en su propia casa. Entonces ¿porque Iván no estaba furioso? Por muy controlado, seguro de sí mismo y frío que fuera, no creía que ningún esposo reaccionara de esa forma. En toda esa situación había algo tan extraño y aquella noche, Diana no parecía