— ¿Alexandro? — Vuelve a repetir mi nombre — No vuelvas a llamarme gatita, por favor — Me dice antes de que sus brazos rodeen mi cuello, obligándome a inclinarme un poco para estar a su altura.
Su boca toma la mía y yo le devuelvo el beso, mientras siento las gotas de agua empezar a caer sobre nuestro cuerpo, la vuelvo y la pego contra la ventana; seguimos en mi balcón y me importa una mierda si alguien puede vernos.
— Keira, tenías una pesadilla, ¿Qué has soñado? — Antes de perderme en ella, necesito saber que es lo que al parecer la perturba a cada noche.
— No lo recuerdo, por favor Alexandro, no me dejes, no te cases con ella — Su súplica destruye por completo mi calma, la levanto y ella cierra sus piernas alrededor de mis caderas.
La beso con fuerza, con salvajismo, depositando en este beso toda la frustración y la furia que he sentido en las últimas horas. La tormenta ha llegado y la lluvia nos cubre por completo, los truenos y los destellos iluminan nuestras caras y cuerpos que se pierden el uno en el otro.
Rasgo sus bragas y sin dudarlo un segundo me introduzco en su humedad, penetrándola como lo he querido toda la noche.
— ¡Oh por Dios! — Grita Keira y sé que ha despertado y que quiere esto tanto como yo.
— No voy a dejarte preciosa, eres mi vida y pase lo que pase, estaré contigo, eres solo mía. Que quiero estar contigo, Keira, para siempre — Continuo penetrándola, mientras siento como la lluvia golpea mi cuerpo desnudo, mientras la bata de Keira se ha vuelto completamente transparente y verla gemir y moverse con su cabello mojado, intentando no resbalar, me pone mucho más duro en el interior de su cuerpo — Pero quiero que estés segura de quererme, solo a mí — Tomo su mentón y la obligo a mirarme mientras le hablo, no quiero dudas, no quiero sospechar de mi hermano o tener la mínima sensación de que ella siente algo por mí. Ella me mira fijamente, mientras mi pene vuelve a adentrarse con potencia en su cálido interior.
— Voy a alejarme de tu hermano, pero no voy a hacerlo porque me lo ordenes, como te dije antes, no eres nadie para meterte en mi vida personal, voy a hacerlo porque así lo siento, y tengo muy claros mis sentimientos, Alexandro — Me dice moviéndose, buscando que la vuelva a penetrar, lo que hago de nuevo y me recreo en sus labios, la beso con fuerza, adoro su forma de ser y como me reta a cada instante — Ahora es tu turno de jugar, Alexandro, puedo esperar, pero no eternamente — Me dice.
Sé a lo que se refiere, necesita que termine con el compromiso, que resuelva todo y esté solo con ella, ojalá pudiera hacerlo pronto.
No respondo, la miro mientras acelero mis embestidas y gruño al sentir como sus paredes vaginales se contraen y succionan mi pene que salta en su interior. El cuerpo de Keira empieza a temblar como el mío y los dos, un segundo después, gritamos contra la boca del otro mordiendo nuestros labios, ella desciende su boca por mi cuello y grita fuerte mientras entierra sus dientes en mi cuello y mi pene se vacía por completo en su interior.
Sonrío al darme cuenta de que acaba de dejarme su marca personal, para que todos la vean, especialmente Carlota.
— Estás loca — Le digo, levantando su cara para mirarla a los ojos y alejando su cabello de esta.
— Eres mío — Susurra con la voz ronca.
— Siempre — Le digo y siento su cuerpo temblar, pero esta vez, estoy seguro de que no es por el orgasmo que acaba de tener, en realidad empiezo a sentir frío, así que imagino que ella se siente igual.
Empiezo a moverme hacia la habitación, y claramente me salgo de su interior, lo que no hubiese deseado hacer durante un buen momento, me encanta disfrutar de su cuerpo y sentir como su cuerpo me recibe y me toma por completo.
Ella aprieta sus brazos alrededor de mi cuello, mientras la llevo a la sala de baño, está tiritando, tiene frío y sueño.
— Mi vida, déjame quitarte esto — Levanta sus brazos como una niña obediente y sonrío, porque no creo que vuelva a tener a Keira tan dispuesta a cumplir mis caprichos, ya que pareciera que su única tarea en la vida es incordiarme y llevarme la contraria.
La ducho sonriendo por lo fácil que me resulta hacerlo en este momento, estoy seguro de que si le pidiera que se agachara y tomaré mi pene en su boca, lo haría sin quejarse, pero a pesar de lo tentando que estoy y de que mi pene está volviendo a la vida con potencia, no lo hago y en su lugar me ducho con ella, luego la cargo, la dejo en medio de la sala de baño y la cubro con una grande y suave toalla blanca, la seco y luego lo me seco yo, cargándola de nuevo y llevándola hasta la cama, parece que literalmente se está quedando dormida.
Los relámpagos aclaran la habitación y puedo observar su cara tranquila, parece un ángel satisfecho. La lluvia golpea con fuerza y a pesar de lo cansado que estoy, no tengo sueño.
Me dirijo a la sala de la habitación donde veo el vestido de Keira colgando sobre uno de mis percheros y cierro los ojos al recordar cuando la vi entrar esta noche a la fiesta del brazo de mi hermano, estaba espectacular y yo solo podía pensar en arrancarla de sus brazos.
Observo mi teléfono portable a un lado del bar, lo tomo y lo reviso fijándome en que tengo un mensaje de uno de los chicos infiltrado.
— Señor, está confirmada la fiesta mañana en la noche, al parecer realizarán una carrera en la pista abandonada y los líderes del complot estarán en ella y posiblemente vayan a reunirse en ese lugar. Estamos prestando atención a un Maserati que están revisando en el taller que ustedes utilizan, al parecer su dueño está involucrado — Leo el mensaje y luego lo elimino de todas las partes donde podrían encontrarlo. Limpiando por completo mi teléfono de pruebas.
El auto que Keira estaba revisando ayer cuando la recogí en su trabajo era un Maserati, así que probablemente puede ser ese, debo saber quién lo llevó al taller, porque seguramente no es pertenece a esa persona, no si van a meterlo en una carrera ilegal, lo que me hace pensar en la pista abandonada; empuño mis manos, furioso, esa pista es solo para Keira y para mí, voy a hacer que la cierren por completo. Ese es mi lugar preferido, ese y el cuerpo de Keira.
Vuelvo a la habitación, la lluvia no ha menguado y me veo tentado a fumar, pero el cuerpo de Keira en mi cama atrae mi atención, me meto a su lado, me acuesto boca arriba y paso una mano por su espalda, haciendo que acurruque su cuerpo contra el mío. Miro hacia el techo durante varios minutos, necesito descansar y acabar con la conspiración contra mi padre, estoy cansado de esto y mucho más de la actitud de mi padre que cree que todos le debemos algo, como si hubiese hecho algo por nosotros en algún momento de su vida.
Cierro los ojos, esperando descubrir algo importante mañana, tengo que sacar a Keira de todo esto, así que le pediré a su jefe que le asigne otro auto; tengo que dejar de pensar en ella debajo de un auto, porque de inmediato me pone completamente duro.
La aprieto contra mi cuerpo y pienso en despertarla y volver a enterrarme dentro de su cuerpo, la tentación es fuerte, pero debo dejar de ser egoísta y dejarla descansar, lo que necesito es terminar con todo esto y poder ser libre para disfrutar de la mujer de la sin esperarlo me he enamorado y que en este momento tengo desnuda por completo y pegada contra mi cuerpo ¡Dormir será un calvario!