Gatita

1661 Words
Mara y yo hemos conseguido que nos contratasen en el servicio de catering, este es un pueblo pequeño y no hay muchos jóvenes que quieran dejar de divertirse para ir a servir a los ricos, así les paguen bien, por lo que la responsable del catering, estaba muy contenta de tenernos y nosotras encantadas de ir. No le he dicho a Mara que Jess y yo terminamos, por alguna razón, prefiero esperar a que sea el mismo Jess que le diga a los del trabajo. Estoy muy cansada, he trabajado tanto, que antes de venir a la fiesta, solo tuve tiempo de tomarme una ducha para sacar el olor a grasa, espero que haya funcionado. — ¿Has visto como se visten las chicas? Moriría por estar ahí, con esos fabulosos trajes tan finos y esplendorosos— Me dice Mara mientras observamos a los invitados entrar al salón. Una gran puerta nos permite hacerlo sin perder detalle. Mara me toma por la cintura y empieza a bailar conmigo. — ¿Recuerdas el príncipe que fue al taller con mi padre? — Claro que lo recuerdo, las palpitaciones en mi corazón se aceleran — ¿Te imaginas que se enamorara de una de nosotras? ¡Es tan guapo! —Dice mientras continúa bailando sin sentido. — Tiene novia — le digo — ¿La recuerdas? — La cara de asco de Mara me hace reír. — ¡Chicas! Muévanse, se acabó la pausa, empieza el verdadero trabajo — En el último giro, mi cuerpo se estremece, veo a Serena o a la chica que supuestamente es idéntica a ella, descender las escaleras, acompañada de su prometido, el príncipe Nilo y siento como mi vientre se contrae, daría lo que fuera por estar en su lugar. — Es hermosa, ¿Verdad? Mira su vestido, parece una princesa — Susurra Mara. Observo a la mujer que lleva días presentándose en mis sueños, no logro entender lo que sucede, a pesar de que Jess me dijo que ella no era la verdadera novia del príncipe, podría tratarse solo de comentarios malintencionados o de la misma Serena, engañando a Jess, así que no sé cómo acercarme a ella. Llevamos toda la noche trabajando, esto es realmente desgastante y no he logrado nada, ni siquiera servirle una copa a Serena, al parecer no bebe y tampoco come mucho y durante un largo tiempo la he perdido de vista. He observado al príncipe Nilo, en dos ocasiones me pidió una copa y en la última ocasión me sonrío y luego frunció el ceño al recordar quién era yo. — Pensé que te gustaba trabajar con autos, no con personas — Me dijo y se alejó Mis ojos lo buscaron toda la noche, a pesar de que debería concentrarme en Serena, pero mis ojos inquietos, también buscaron desesperados al príncipe Alexandro, al que no vi ni una sola vez. — Ey tú, tráeme una copa de champaña — Me dice una chica que puede tener mi edad. Detesto la gente que no es educada, ni siquiera puede pedir el favor. — Por supuesto, señorita, con mucho gusto, le traeré su copa — Le hablo como si fuera una persona con problemas cognitivos. — Puedes hacer una pausa — Me dice la encargada, que no ha parado de trabajar, Olvido el pedido de la chica mal educada y me debato entre recorrer parte del castillo y buscar a Serena o quedarme aquí tranquila, con la cabeza dándome vueltas y la mente llena de sus imágenes. Decido buscarla, me muero de los nervios, pero tengo claro que debo hacer algo para acabar con mis sueños y para ayudarla. Salgo del área de la fiesta y recorro un oscuro pasillo, no tengo que ir muy lejos porque al final de este, escucho voces y me acerco sigilosamente, es Serena y está gritando. — Príncipe Alexandro, yo amo a su hermano, no puede pedirme, simplemente que me aleje, no puede comprarme — Su voz termina por desvanecerse, le está hablando al príncipe heredero al trono, quien al parecer es una mala persona y quien en nuestro encuentro me produjo sentimientos demasiado intensos, que no he logrado comprender, ni quiero analizar. Quisiera saber qué está pasando porque pareciera que el príncipe no acepta el matrimonio de su hermano, pero no escucho ninguna respuesta, no escucho a Serena volver a gritar. La puerta se abre y logro esconderme rápidamente, detrás de un muro, Serena pasa corriendo por mi lado, su vestido de noche flotando; a pesar de que el príncipe Alexandro, está cerca y mi cuerpo tiembla como nunca, debo seguir a la falsa Serena, ella puede tener muchas respuestas. Antes de dar un paso en su dirección, escucho la voz del príncipe, me detengo y me acerco al comprobar que Serena ha dejado la puerta abierta. — Yo soy el que tomo las decisiones aquí y Nilo no puede saber nada de lo que está pasando, esto es muy grave y lo sabes, voy a acabar con ella — Intento no gritar al escucharlo, tal vez lo que estoy soñando sean premoniciones y nada de eso haya pasado todavía. No se me había pasado por la cabeza, pero es algo que no puedo descartar y más cuando pienso que Selena es en realidad ella y solo está jugando con Jass. Espero que no sea así. — Su alteza, no debería mezclarse en este tipo de asuntos tan escabrosos — Escucho la voz algo insegura de un hombre. Necesito saber de qué asunto están hablando. si se relaciona con Serena debo enterarme. — Nadie atenta contra mi legado, el que lo haga recibirá el peso de mi castigo, sin importarme si hace parte de mi familia — No logro escuchar lo que responde el hombre que inmediatamente sale del lugar, me escondo detrás de la puerta cuando esta es abierta completamente, no respiro, mi corazón palpita a mil por hora, creo que va a explotar. — Sal de ahí, Keira — Cierro los ojos y me quedo por completo paralizada, no puedo creerlo ¿Cómo sabe mi nombre? Y ¿qué estoy aquí?, ni Serena, ni el hombre que se acaba de ir me vieron — Gatita, he reconocido tus originales zapatos ¡Sal ahora mismo! — Levanta un poco la voz, no llega a ser un grito, pero la frialdad de su voz me estremece. Observo mis zapatos ¡Maldita sea! Son converses, negros con algunas líneas fucsias. Salgo con calma y bajo la cabeza, intento minimizarme, solo quiero irme de aquí, no he hablado con Serena y ahora estoy segura de que el príncipe es el hombre que se encontraba en mis sueños, del que ella buscaba escapar. Al escuchar la forma en la que me llamó, me hizo estremecer. — ¡Ven aquí!— Al igual que cuando nos encontramos en la carretera abandonada, su voz me envuelve por completo, así que solo me acerco hacia su mano extendida — Cierra la puerta — Susurra y yo lo hago antes de continuar caminando ¡Acabo de encerrarme en una habitación, sola, con un príncipe muy frío y autoritario, que posiblemente tiene mucho que ver con lo que sucede en mis sueños. Está vestido de gala, se ve magnífico con su esmoquin n***o, no lleva nada especial que lo haga diferenciar de los otros invitados, pero solo su porte y presencia, indican que no es un hombre cualquiera. Toma mi mano y tira de ella con fuerza, provocando que mi pecho choque contra sus abdominales, no soy pequeña, pero él es demasiado alto para mí. — ¿Qué haces aquí, gatita? — Me pregunta con una voz ronca, sensual mientras sus labios descienden por mi mejilla— Al parecer te gustan las emociones fuertes, primero te encuentro con mi auto, lejos de todos y luego estás aquí husmeando, después de pasar la noche sirviendo a mis invitados ¿Qué quieres Keira? — No entiendo como no lo vi en toda la noche, cuando él parece haberme visto desde el principio. Estoy nerviosa, no sé como responder a su pregunta. Su boca se acerca a mi cuello y la entreabre, dejando que su respiración se deslice con calma contra mi piel, mi cuerpo se estremece, pero en esta ocasión, no es de miedo, mis pezones se ponen erectos y siento como la humedad desciende, su mano se cierra posesivamente contra mi cintura — Estás mojada, hasta aquí puedo sentir el olor de la excitación en tu cuerpo, yo también lo estoy, Gatita — Toma mi mano y la desliza entre nuestros cuerpos, intento retirarla, pero la presiona un poco más ¡esto es tan intenso! — Su alteza, yo... — Alexandro — Dice su nombre contra mi oído y mi cuerpo vuelve a estremecerse ¡Dios mío! ¡Me estoy enloqueciendo! — Quiero escuchar como gritas mi nombre mientras te follo — En segundos siento como toma mi cuerpo con fuerza y me deposita sobre un escritorio, abre mis piernas con la fuerza de las suyas al posicionarse en el medio, toma mi cara con una de sus manos y yo entreabro la boca, necesito sentirlo para respirar, lo necesito ahora — Puedes llamarme alteza frente a todos, pero mientras te folle, seré solo Alexandro — Su boca se apodera la mía, su beso es salvaje, posesivo, como si quisiera tomar mi alma por completo, sé que debo alejarme, correr, pero mi cuerpo no responde y mi mente está perdida en el deseo, su lengua entra conquistando mi boca, no me deja opción de respirar o de decidir ¡Estoy perdida! — Alexandro — Le digo y su mirada de satisfacción hacen que mi cuerpo implosione. — Así me gusta gatita, a partir de hoy, serás solo mía — Escucho su declaración y sé que debo indignarme, partir de este lugar y nunca volver, pero estoy completamente perdida por su toque, aunque esté convencida por completo que mi corazón se derrite por su hermano.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD