La pesadilla

1518 Words
Keira "Tienes que sacarme de aquí, te está engañando, Keira" — La voz de la chica me estremece, está asustada, aterrorizada. No logro moverme, todo a mi alrededor está sumido en la oscuridad, hace mucho frío, mi cuerpo se estremece y siento que me falta el aire — "¡Corre, Keira, corre! ¡Sácame de aquí, Keira! "¿A dónde vas, gatita? Eres mîa por la eternidad, nunca saldrás de aquí ¿Lo recuerdas?" — No tengo la menor idea de donde estoy, no logro correr, me siento atrapada por su voz a pesar de que no puedo verlo, siento su magnetismo, su control, su poder. "Vete, Keira, corre, aléjate de él" — Observo a Serena, su mirada llena de terror, de preocupación y, sin embargo, me acerco a él, no puedo alejarme, estoy atrapada. "Sabía que no podías irte gatita" — Extiendo mis manos hacia él, no puedo irme, él me posee. " Corre, Keira" — El grito desgarrador de la chica, me hace gritar ¡Tengo miedo! — ¡Gatita! — Grito con fuerza y empiezo a empujar mis manos cerradas en puños. Estoy en mi cama, en mi casa. — ¿Jess? — Llamo a mi exnovio, al único amigo que he tenido y en quien puedo confiar. El único que hasta ahora me ha comprendido. La oscuridad acelera los latidos de mi corazón — ¿Jess? — Me siento indefensa, terriblemente perdida. Unos fuertes brazos rodean mi cuerpo y por un momento no comprendo lo que sucede, no es Jess, eso lo tengo claro, conozco su cuerpo y este hombre es más grande, más fuerte. El olor a maderado, mezclado con la sensación de frescura de los árboles cuando ha llovido, inunda mis fosas nasales. Reconozco ese olor, no podría olvidarlo aunque quisiera porque aunque me he duchado después de lo que sucedió esta tarde, su olor todavía sigue impregnado en mi piel. — ¡Alexandro! — Suspiro agitada por la pesadilla que acabo de tener, mi mente no logra congraciarse con el hombre que tengo a mi lado, con el hombre de mis pesadillas y con el hecho de que se encuentre aquí, en mi cama. — Keira ¡Mírame! Estabas soñando — A pesar de todo, me abrazo a él y dejo que mis lágrimas se deslicen silenciosas, me siento agotada, no he parado de soñar con Serena, que en medio de mis pesadillas, continúa pidiéndome ayuda y ni siguiera he podido hablar con ella en la realidad — Todo va a estar bien, no es real — Estoy segura de que es real, tiene que serlo, debe existir alguna explicación para lo que me está pasando. — ¿Qué haces aquí? — Pregunto. Todavía estoy alterada por mi sueño, sin embargo, no comprendo por qué Alexandro se encuentra en mi habitación. — Verte dormir — Frunzo el ceño. — Esa no es una razón para entrar en mi casa de esta manera —Me alejo de él y me acerco al cabecero de la cama. — Solo quería verte — Quiero creerle, pero tengo la impresión de que oculta algo importante que no me está diciendo; aunque lo anormal sería que me contase algo. — Nos hemos visto hoy — Le respondo sin dejar de mirarlo a los ojos. — ¿Qué hacía Nilo aquí? — Lo miro como si se estuviera enloqueciendo. — No es algo que deba importarte — Sostengo su mirada y flexiono mis rodillas y las rodeo con mis brazos, cerrándolas un poco más contra mi cuerpo. — Keira, solo fue una pesadilla — Me repite y se acerca a mí, tira de mis brazos y atrae mi cuerpo contra el suyo. En realidad, lo único que necesito ahora es que alguien me abrace, sentir que le importo a alguien y que no estoy sola. — No lo fue, porque me siento igual de perdida que en esa pesadilla, porque no soporto sentirme de esta manera ¿Qué es lo que quiere de mí, príncipe? — Susurro contra su pecho. — A ti Keira, solo te quiero a ti — Me responde tomando mi cara entre sus manos. Su mirada es tan profunda que temo perderme en ella, de la misma forma en que lo hago en mis sueños. — ¿Por qué? — Sé que no debo creerle y volver a caer en sus redes, Nilo me invitó a la fiesta de compromiso de Alexandro y, sin embargo, aquí estoy mirándolo con el corazón acelerado, esperando que me diga que soy lo más importante para él, cuando yo ni siquiera sé de quién estoy enamorada. — Porque cada día te sueño — frunzo el ceño ¿Acaso tiene la misma pesadilla que yo? — Y me encantaría que pudieras ser más que eso. — Muerdo mis labios sin saber qué decirle. Alexandro me abraza de nuevo y apoyo mi cabeza contra su pecho y como si hiciéramos un acuerdo tácito, ninguno de los dos habla. Siento el latido un poco acelerado del corazón de su corazón, mientras los míos comienzan a ralentizar al ritmo de sus dedos que se deslizan suavemente por mi cabello, en una dulce caricia. Mis párpados me pesan y se cierran rápidamente. Tal vez debería temerle, pedirle que se vaya y no vuelva a buscarme y, sin embargo, contrario a lo que debería hacer o sentir, me abrazo a su cuerpo, deseosa de tenerlo así a mi lado, todo el tiempo. — Me encantaría que fueras mía para siempre — Escucho su ronca voz en un susurro, mientras siento como deposita un dulce beso sobre mi cabello. Tal vez me esté equivocando y debería prestar atención a mis pesadillas. "¡Corre!" — Abro los ojos con el corazón acelerado. La luz se desliza por las ranuras de mi ventana, ha amanecido. Miro mi habitación, tengo una ligera sábana sobre mi cuerpo y podría jurar que siento el olor característico de Alexandro ¿Estuvo aquí? ¿No fue un sueño? Me ducho, me visto y paso toda la mañana con una sonrisa de idiota en mi rostro, como si el hecho de que pasara la noche conmigo sin utilizarme como un objeto s****l fuera algo increíble. — ¡Keira! ¿Te has enterado de todo lo que está pasando? Es algo fascinante, no dejan de pasar autos hacia el castillo, mi padre nos ha dicho esta mañana que hasta los reyes vinieron y cuatro de los chicos fueron a ayudar a Jess con los autos — Me he pasado toda la mañana trabajando en un Maserati de unos amigos del príncipe Nilo, así que no he prestado mucha atención a lo que sucede a mi alrededor. — ¿De qué estás hablando? — Salgo de debajo del auto, y observo a Mila dando pequeños saltitos, entusiasmada como una niña pequeña. Tengo mucha hambre y mientras más va pasando el día, un sentimiento de desilusión se va apoderando de mi pobre corazón. Alexandro no me ha escrito o llamado, es como si lo que pasó anoche hubiese sido solo un sueño, una ilusión. — Del compromiso, todo el pueblo habla de lo mismo — Se inclina haciendo peripecias con sus altísimos tacones y me mira a la cara — ¿Te imaginas? Una boda real en nuestro pueblo. Me muevo de prisa y me golpeo contra el auto. Qué idiota soy, Nilo me habló anoche del compromiso. — ¿Estás bien? — Asiento y me levanto del suelo con la ayuda de Mila — Keira, daría cualquier cosa por estar ahí ¡Sí, vieras la cantidad de periodistas que han llegado! — No puedo dejar de pensar en Alexandro ¿De verdad va a casarse? Y todo lo que me dijo anoche era una increíble mentira. — ¿Crees que podríamos volver a ir como camareras? — Me dirijo a la salida, iré a comer. — Inténtalo tú, a mí no me interesa — Me alejo de ella y me encierro en los aseos y limpio con ira una lágrima que se derrama por mi mejilla. No tengo la menor idea de por qué me siento tan dolida, si desde el principio he querido alejarme de Alexandro y me he dado cuenta de que Nilo me hace sentir especial y soy feliz con él, puesto que no tengo ningún tipo de sobresaltos, no me siento como en la parte delantera de una montaña rusa, como me pasa con su hermano, el futuro príncipe. Leo el mensaje que he recibido de Nilo una y otra vez ¿En qué tipo de persona me estoy convirtiendo? No puedo dejar que Alexandro haga lo que quiera conmigo, de ahora en adelante, voy a consagrarme a Nilo, al fin y al cabo, creo que por él siento algo más fuerte que el sexo y cuando lo conocí sentí que era el indicado, el que Serena me decía en sueños que me estaba esperando. Me limpio las lágrimas y decido volver a ser la chica leal y fiel que siempre fui, aceptaré a Nilo y cerraré mi corazón para él príncipe Alexandro de Valois para siempre.
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