Marina. —Traje un juguete que quiero que te pongas. —dejo de vestir a Adiel porque no entiendo de que habla. —¿Un juguete?. —Si. —¿De qué tipo?. —mira a los nenes que están dormidos en la cama de tanto jugar en el agua quedaron muertos, vamos a salir y los tuve que cambiar dormidos. —Vamos al baño y te muestro. —Ay Señor, me imagino que una cochinada de juego. —Te va a gustar, yo sé lo que digo. —de la mano me lleva a los tirones al baño, traba la puerta parándose delante mío. —¿Y? ¿El juego es mirarnos?. —riendo se pone en cuclillas, me agarro de sus hombros cuando me baja el shorts y la bombacha. —Pon una pierna por sobre mi hombro. —Bien. —No grites. —Nunca grito. —frunce las cejas como pensando. —Eso es verdad, casi nunca gritas, ¿Cómo lo haces? Yo me vuelvo loco. —tira la