Constantin Tras una cena con la Torre Eiffel frente a nosotros, ahora damos un paseo por las calles de París. Abrazando a mi ángel, caminamos mirando todo, cada tanto Calia toma la camará qué le regalé hace poco y qué ya aprendió a usar, saca fotos de todo, pero más de mí en cualquier lugar. Ya es muy noche y hay pocas personas, pero aún hay vida nocturna en París, nos detenemos cuando vemos a tres sujetos qué empiezan a tocar instrumentos. Calia se pone frente a mí, me gusta que haga eso, quiere qué la abrace por la cintura y la pegue a mi cuerpo, ella recarga su cabeza sobre mi hombro y así disfruta de lo qué suceda. Inhalo el aroma de fresas en su cabello, cierro los ojos un momento y besó su cabeza. Esto es lo qué siempre quise. Cuando vuelvo a abrir los ojos veo que algo cambió