Era fin de semana, la ceremonia de bienvenida se había realizado un viernes, Alex supuso que para no perder el lunes como día de clases, pero no estaba segura. Tomó sus cosas y se dispuso a salir, guardando su billetera en un bolsillo del pantalón mientras que en otro colocaba el celular. Ya lista para abandonar el dormitorio se encontró con sus compañeros muy aburridos en la sala.
- No mueran de aburrimiento mientras vuelvo - les dijo mientras salía de la habitación.
Recorrió el centro comercial comprando algo más de ropa y luego se detuvo frente a una vidriera, miró lo que en ella se ofrecía y una sonrisa se formó en sus labios, sin pensar demasiado entró para comprar.
Al llegar a su habitación los chicos estaban en algún tipo de juego extraño donde uno hacía un sonido y el resto debía adivinar de qué animal se trataba, pero Zack era realmente muy malo para esto y sus sonidos no se parecían en nada a ningún animal de este planeta, por lo que sus compañeros lo miraban con sus caras realmente descolocadas y decían animales al azar.
- Ujum... - aclaró su garganta Alex cuando entró a la habitación y cerró la puerta con un fuerte golpe -. Creo que necesitamos algo para ayudarnos a pasar el tiempo - Su mirada se tornó misteriosa -, y por eso traje esto a casa conmigo - dijo mostrando una bolsa que dentro contenía una caja.
Los chicos se acercaron a ella tratando de adivinar qué era lo que había dentro de la misteriosa bolsa, entornaron los ojos mientras esperaban que por fin les mostrara el contenido.
- El señor Richard Scott nos acaba de regalar... - Hizo una pausa para aumentar el suspenso - ¡Una play!
Los muchachos no podían creerlos, al fin tenía una nueva consola de juego. Después de que Zack tirará jugo en la anterior ninguno había podido comprar una nueva para el dormitorio.
- ¡Vamos a jugar! - exclamó Alex mientras le entregaba la caja a Will para que instalará todo y ella aprovechaba a llevar su ropa a la habitación.
- ¡Amo al señor Richard Scott! - gritó Zack.
- Debés ser uno de los pocos - susurró Alex.
- ¿Scott es tu apellido? - preguntó Cameron
- Sí - respondió Alex mientras se sentaba en un sillón a esperar que Will terminara de instalar la consola.
- ¿Algo de Dylan Scott? - volvió a preguntar.
- Es mi hermano, ¿por qué? - los tres chicos se miraron en silencio y no dijeron nada más sobre el tema
- ¡Ya está! ¡A jugar! - exclamó Will mientras se ponía de pie.
- Yo pimera_o ... Primero - dijo Alex -. Juguemos éste - cambió de tema mientras le pasaba a Will un juego de aventura.
- Bien, como yo la instalé juego con vos - dijo Will.
Repentinamente la puerta de la habitación se abrió y los muchachos pudieron ver a unas personas paradas en el umbral.
- ¡Visita sorpresa! - gritó Dylan mientras entraba junto con Patrick.
- ¿Dylan? - preguntó Alex mientras levantaba una ceja - ¿Qué demon...
- Querido hermano - comenzó a decir Dylan mientras se sentaba al lado de su hermana en el sillón -, vengo a visitarte, ver tu habitación, a tus compañeros, ¿y así me recibís?. Muy mal de tu parte - realizaba una señal de negación con su cabeza.
- Ooookay - respondió Alex sin estar muy convencida -, te presento a Cameron , William y Zack - señaló a cada uno mientras los nombraba -
Chicos él es mi hermano Dylan y su amigo Patrick.
- Hola - dijeron los compañeros de cuarto mientras que los invitados solo realizaron un movimiento con la cabeza.
El resto del sábado pasó entre videojuegos y charlas, mientras Dylan aprovechaba para grabar las caras de los compañeros de cuarto de su adorada hermana y de vez en cuando realizar uno que otro comentario sobre el cuidado de no tocar a su querido hermano.
Al llegar el domingo Zack invitó el almuerzo del grupo debido a que fue el que menos puntos obtuvo en la partida del día anterior y luego de comer hamburguesas partieron hacia una pequeña plaza con juegos para niños.
- ¡El que llega último a lo alto de la pirámide paga la cena! - gritó Zack y todos comenzaron a correr hacia el juego de metal que se encontraba en el centro de la plaza.
Alex era rápida, pero sus pequeñas piernas no cubrían el terreno tan rápido como las de sus compañeros, por lo que se le ocurrió lanzarle a las piernas a Will su botella y así lograr que cayera, luego observó a Zack que iba unos pasos delante de ella, apuró su carrera, cuando ya se encontraba muy cerca del muchacho saltó y lo tomó por los hombros para empujarlo hacia atrás logrando que cayera de espalda. Continuó corriendo, vió a Cameron trepando la pirámide, por lo que se empujó con sus piernas para lograr tomar con sus manos aquellos niveles más altos de la misma y con destreza escaló rápidamente para ser la primera en alcanzar la cima.
- ¡Ja! ¡En sus caras! - les gritó sentada desde lo alto del juego mientras observaba como los tres chicos luchaban por tratar de trepar antes que sus contrincantes.
- Esto es injusto, Alex me tiró su botella para hacerme caer - dijo Will mientras terminaba de acomodar las bolsas de comida sobre la mesa.
- Ya no te quejes, gané en buena ley - rió Alex mientras tomaba asiento junto con el resto del grupo.
- Bien - dijo Zack -. Brindemos por un buen año de estudio y que las peleas siempre las ganemos en buena ley - miró divertido a Alex y levantó su vaso en alto mientras que el resto imitó su acción.
Al finalizar la cena ya conocía un poco más sobre sus tres compañeros. Zack venía de una familia que poseía una clínica y sus padres eran médicos. Will amaba a los animales y su padre era dueño de una empresa de informática que desarrollaba nuevos software. Cameron era hijo de los dueños de una empresa de publicidad, pero a él no le interesaba el marketing, solo quería desarrollar nuevos programas y practicar básquet junto a sus dos compañeros de cuarto. Alex, por obvias razones, les informó que no se uniría a ningún equipo, había arreglado continuar sus prácticas de taekwondo por Internet.
- Bien. Esperemos lo mejor de mañana - se dijo mientras acomodaba su cuerpo en la cama para caer dormida.