Capítulo 2 La lista

2586 Words
Hilary Mi respiración son jadeos ahogados que se escuchan como anuncio de algo terrorífico, mis pisadas retumbaron en cada pared, en mis oídos, mi pecho, puedo sentir como mis pulmones queman, como mi corazón pelea por no salirse de mi pecho o acabar quieto, todo está blanco, todo parece lejano, las voces, los ecos, el pitido de las máquinas. ¿Por qué suenan tan fuertes? Estoy desorientada, no veo, todo es luz, blanco, azulejos, voces, ruido, un “pi”, dos “pi”, tres “pi”. Quiero gritar, pero mi voz no sale, quiero salir de aquí, pero mis pies no responden, no puedo hablar, no puedo respirar, solo estoy aquí, quieta, esperando, intentando no caerme, procesando cada momento, recordando cada cosa. Mi vista se nubla por la desesperación, mis ojos están llenos de lágrimas o me estoy desvaneciendo, no sé, no puedo, no entiendo. Estoy sola y espero. Estoy sola y siento que me muero. Otra voz llega a mí, parpadeo varias veces para ver, más de las que quisiera, su rostro se ve difuso, la piel bronceada, barba de algunos días y ojeras, está cansado. — ¿Hilary Pride? - parpadeo - ¿Hilary? ¿Hilary? Dos años y tres meses antes — Hilary - el auricular es sacado de mi oreja y mis ojos puestos en su ojos cafés. — Ey - bese sus labios - ¿Qué haces tan temprano? - me mira completamente divertido antes de correr un mechón de mi cabello. — Princesa es hora del almuerzo - miró por sobre mi hombro - ¿Qué hacías? - sonreí orgullosa. — Ve a darle contacto - sus ojos se abrieron grandes antes de sonreír. — No puede ser, ¿Lo terminaste? - limpie mis manos llenas de grasa con el trapo - Sabes te ves sexy así, en modo mecánico, me gusta - le guiñe un ojo antes de apoyarme sobre el borde del auto. — Yo me veo sexy en todas mis facetas nene - rodó los ojos - Vamos, tienes que prenderlo - volví mi vista al motor. Había pasado semanas metida en el auto de Jared, restaurando aquel Chevelle del 69, ahora su motor estaba impecable, había encontrado repuestos originales en los desarmaderos y pagado varios miles de dólares por otras partes, mande a hacer los asientos de cuero volvimos a pintar sus partes ahora estaba listo para todo, hasta para ir a la pista, correr, joder quería correr a este bebé. El contacto se escuchó y el rugido del motor lleno el taller, estábamos en las instalaciones de la pista, mi equipo estaba dando los últimos toques para las carreras que empezaban la semana que viene, Jared se ríe y acelera llamando la atención de todos, lo arreglamos entre los dos, pero yo estuve más que él, era mi terapia ante su partida. — Escucha ese sonido nena - salió para llegar a mi lado y observar el motor - Eres la mejor. — Ya lo sabía - le guiñe un ojo y él rodó los suyos - Lo mejor de todo, llega a San Francisco - sus manos fueron a mi cintura. — Te amo, mucho, eres increíble y no sé qué hice para merecer eso - me levanto y enrolle mis piernas en su cintura. — Te mereces todo lo bueno que pueda darte la vida - acaricie su mejilla - Ya sufriste mucho amor, lo que viviste no debe vivirlo nadie Sus ojos fueron al brazo donde estaba la marca de las pruebas de sangre, en estos días Jared tuvo que ir a varios médicos, pasó por pericias psicológicas, habló de todo lo que vivió con su madre, recordó cosas que creía olvidadas, explico cada detalle de su vida, los abusos en la escuela por parte de la mujer de Ruffalo, él pasó días yendo de acá para allá. Hasta que se desplomó. Un día atrás llegó con los hombros caídos, algo golpeado de su entrenamiento y los ojos vidriosos, yo lo esperaba con la cena y con un conjunto de lencería debajo de la bata, estaba planeado un tour s*x por todo el departamento, era una gran idea hasta que me miró y rompió en llanto. — ¿Qué pasó? ¿Por qué lloras? - su cuerpo se convulsionó un poco mientras se escondía en mi cuello. — No quiero hacer esto, no quiero seguir con esto, no quiero hablar más, por favor princesa, no quiero, quiero olvidarme de una vez por todas de cada una de esas cosas - acaricie su cabello y lo lleve a sentarse. — ¿Qué pasó amor? ¿Qué te dijeron? - suspiro. — Me había olvidado, me olvide de las veces que me dejo sin cenar o me mando a cortar los rosales sin guantes, me olvide del dolor que se sentía no tener para comer o el frío en mi cuerpo, ellos solo sacan, sacan y no se dan cuenta de cuánto duele, no se fijan que abren las heridas y duelen, joder me duele - mis ojos se llenaron de lágrimas. — Ey, mira, si no quieres hacer nada, no hacemos nada, no tienes que hacerlo, yo te apoyo en lo que quieras, pero amor, ellos tienen que entender que las cosas malas que hicieron tienen consecuencias, tienen que saber que dañar a alguien inocente no está bien, porque no sabes si hay más mujeres que pasaron por lo mismo - mis manos acariciaron sus mejillas. — Lo único que puedo escuchar desde que hable es el llanto de mi mamá, el sonido de su vientre por el hambre, porque ella quería que yo comiera, las veces que se desmayaba - negó - Quiero matarlo Hil, quiero golpearlo y me siento una mierda por pensar así, porque me convierte en esa clase de persona. - negué repetidas veces - En su misma clase. — Jared, tú no eres como ellos, tú eres increíble, eres increíble. Aquella noche nos besamos por horas, me quedé con él acurrucado a mi cuerpo, besando mi hombro, yo acariciando su rostro, nuestra conexión era algo inexplicable, como cada una de las que había en mi familia, pero la nuestra tenía ese algo que lo hacía distinto, era como si necesitáramos estar todo el tiempo en contacto, tener algo pegado al cuerpo del otro, saber que estaba cerca, esa necesidad de tener siempre algo en contacto con el otro y la falta que se sentía cuando se iba. — Te amo - sus labios se curvaron y los míos lo siguieron - ¿Lo sabes? - afirme. — Lo sé, yo te amo más, no podría vivir mi vida sin ti - bese sus labios - Te he amado por tanto tiempo que tenerte ahora me parece una locura - bese sus labios. — Estos dos meses van a ser inolvidables princesa, lo prometo - sus manos fueron al botón para cerrar las puertas del taller. - Solo prométeme que no dejaremos que esto se acabe. - sus labios fueron a mi cuello. — Tú prométeme que nunca me dejaras sola, tienes que prometerme que nunca me soltaras Jared, que no te iras y me dejaras sola - subió las cejas. — Estás siendo paranoica cariño. - niego. — Solo promételo, por favor - sus ojos volvieron a los míos. — Te prometo que jamás te dejaré sola, nunca soltare tu mano, no me rendiré, jamás, si tú me prometes que no lo harás. - afirme. — Lo prometo. - murmure. — Lo prometo. Sus labios fueron a los míos como una suave caricia, su mano bajo el capó y me apoyo sobre él, lleve mis manos a su nuca y tome su cabello con fuerza mientras su boca devoraba la mía. Pasó sus manos por mis muslos desnudos y me miró lleno de picardía cuando descubrió que no tenía nada debajo de mi vestido deportivo. Llevé mis pies hasta la parte de atrás de sus caderas y lo atraje contra mi cuerpo haciendo que ambos sonreímos, mis manos bajaron hasta colarse por debajo de su remera donde clavé mis uñas en su carne, un gruñido salió de su pecho y su boca viajo por mi cuello hasta llegar a mi hombro. Gemí y me levanté para que subiera el vestido, su ingle apretaba mi centro con fuerza, mi manos ahora se encontraban bajando sus pantalones con prisa, mi espalda terminó contra el auto y sus manos en mis caderas. Me hizo a un lado las bragas y se introdujo en mí sin más, ambos gemimos con fuerza, mis espalda se arqueó en respuesta y él volvió a salir completamente y arremetió de lleno con fuerza, ambos gemimos mientras seguía con su juego tortuoso, saliendo despacio, llenándome con fuerza, una y otra vez, agotando mi cordura. Estábamos en el taller, encima de su Chevelle, haciendo el amor como dos adolescentes calenturientos, como si no tuviéramos donde ir, como si no pudiéramos hacerlo enseguida al llegar a casa, porque podíamos, pero había hecho una lista, una gran lista con cosas para hacer en esto dos meses. — Puedes tallar el dieciséis amor - sus manos recorrieron mis piernas y su lengua pasó por mi pezón expuesto. — No sé cuándo me subiste tanto el vestido - se río contra mi piel. — Eso quiere decir que hago bien el trabajo - rodé los ojos y me mordió despacio. — Jared - gemí. - Necesito que no seas delicado - se levantó y puso ambas manos en el capo. — ¿Qué quieres que haga? - me encantaba cuando hacía eso. — Tómame del cuello - sonrió de lado. — Solo dime si me paso de fuerza - afirme expectante. Una de sus manos fue a mi cadera y volvió a entrar con fuerza, su mano libre me tomó por el cuello y comenzó la acción, me gustaba cuando se ponía rudo, cuando me tomaba de esa manera, como si fuera su presa y pudiera hacer lo que quisiera. Su agarre se ajustó un poco más y paró, su mano en mi cadera hacía más fuerza, sabía que no quería hacerme daño, que siempre usaba su otra mano para compensar la fuerza que producía y mantenerse centrado. Gemí su nombre de nuevo y aceleró los movimientos haciéndome temblar, sus movimientos se volvieron un poco más trabados antes de terminar por completo dentro de mí. — Creo que me he contracturados - bajo para besarme. — Creo que ensuciamos el auto - subí mis hombros. — Valió la pena - se salió despacio. — Espera que busque algo para limpiarte - me quede sobre el auto con las piernas abiertas. — Espero. Jared volvió y observó el paisaje que estaba brindando, sus ojos recorrieron mi cuerpo antes de sonreír y limpiar la zona, llevó su boca a mi muslo y lo beso con cuidado para luego besar la cara interna de mi muslo. — Estás lista preciosa - me acomodo la ropa. — ¿Vamos a probar nuestro nuevo bebé? - subí las cejas varias veces. — Anda, todo tuyo - recién ahora me daba cuenta que el auto seguía encendido. — Esto se llama gastar nafta por gastar - me acomode en el asiento del piloto. — No puedes hacer lo de la curva, casi vomito la última vez - solté una carcajada. — No seas llorón, solo derrapamos - negó. — Amor, no lo hagas. Abrí las cortinas de nuevo y saque el auto para llevarlo a la pista, su motor se escuchaba increíble, la vibración en mis pies, Jared se colocó el cinturón, hizo un persignación, miro al techo y se agarró de la parte delantera del auto. — Solo por eso, lo voy a hacer - pise el acelerador y salimos haciendo derrapar las ruedas. — Hilary - grito antes de cerrar sus ojos. — Vamos Jared, mira, no sé vale si no lo haces - volví a colocar los cambios - Puedo levantar la trompa si quieres. — ¡Ni se te ocurra! - grito y solté una carcajada antes de acelerar - Mierda Hil, basta. Calcule la distancia y clave los frenos mientras giraba el volante dejándolo paralelo a la curva, mi novio maldijo por lo bajo, me observo furioso y se bajó del auto para tomar aire. — ¿Te orinaste? - me acerqué a él. — ¿Ti orisnisti? - aprieto mis labios para no reír. - Joder, no puedes hacer eso, eres una desquiciada - me acerque para besas sus labios. — Así me amas - rodó los ojos. — Ahora yo manejo - bufe. — Tienes que superarlo amor. Sabía que no lo haría, la última vez que lo convencí de subir conmigo fue hace unos días, estaba practicando las curvas, dijo que no lo haría más después de la primera vez, pero insistí, subió y al girar la rueda explotó, casi volcamos, mi padre casi se infarta, Oliver gritaba y yo tuve un leve lapso de pánico, pero lo controle, el problema fue algo en la pista, la fricción y la velocidad hizo todo lo demás, lo que Aaron catalogó como un análisis físico grandioso, pero que arruinamos al no volcar, aunque analizo todo el problema en segundos. No morir arruinó sus investigación, éramos egoístas. — ¿Vas a seguir enojado? - negó. — No puedo enojarme contigo - tomo mi mano - No hay como, además hace un mohín que me dan ganas de comerte a besos - pestañee divertida. — Clara y Andrew irán con nosotros a la fiesta de disfraces - sonrió de lado. - ¿Sabes de que iras? - afirmo. — Jack Sparrow - mordi mi labio - ¿Tú? — Colegiala sexy - me miro. — Princesa no quiero romper labios esta noche - comencé a reír. — Entonces no te alejes - suspiro. — Clara va a ir de diablita y Andrew es un hombre de n***o - junte mis cejas - No es divertido siempre está de traje. - teclee que cambiara el disfraz. — ¿Qué quieres que se ponga? - pensé. — No sé, policía, ladrón, hombre loco, pirata - negué - De eso vas tú, no lo sé alguna otra cosa - pensó. — Deportista. - chasquee la lengua, — Eso, voy a decirle a Clara, necesitamos tener buenos disfraces. - mande mensaje - ¿De qué va Mike y los demás? - pensó. — Te cuento en la casa - paro al lado de mi auto - Gracias por prestármelo, ahora lo devuelvo - acepte las llaves. — Debo amarte mucho, no presto a mi deportivo a nadie - deje un beso en sus labios - ¿Carrera a la casa? - negó. — No, ve despacio después tu padre me reta. Rodé los ojos y bajé, mis papás amaban a Jared, lo trataban como su hijo, ellos simplemente estaban pendiente de los dos, todo el tiempo se fijaban que ambos estuviéramos bien, en ocasiones nos quedamos con mis hermanos mellizos para cuidarlos, en otras con mi sobrino y su madre cuando Luna y Ben hacían salida de pareja. Mi celular sonó. — Hoy cumplimos otra cosa de la lista. - su mensaje me hizo sonreír. Habíamos armado una lista de cosas que queríamos hacer, era sencilla, simple. Tener sexo sobre el capo de un auto. Hacer un viaje juntos, visitar algún lugar donde estuvimos juntos de chicos, dormir bajo las estrellas, entre cosas, me gustaba todo eso, me gustaba tener planes a futuro.
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