Lenin inclinó lentamente la mirada mientras mantenía los dedos de sus manos reposando sobre sus labios. —Al principio, —apartó la mano de su boca— cuando ingresé, el profesor me dejó todo el día tratando de materializar una simple hoja de papel, pero no logré hacerlo. Lenin estuvo a punto de decir lo mal que se sintió al recibir las burlas de sus compañeros, pero no le pareció relevante para el momento y menos si se trataba del serio e inexpresivo Cayden. —Seguramente lo produjo tu esencia —explicó el joven. Cayden estiró su brazo izquierdo y en la palma de su mano comenzó a aparecer una hoja de papel blanca la cual era traspasada por pequeños destellos de luz azul clara. —Los límites de poder de los “Escritores del destino” es un completo misterio, así como también lo es su es