-Xandría, ¡No entiendo por qué estás tan molesta!
Micaela la perseguía por los pasillos vacíos.
-¿Cómo coño preguntas eso, Mica?- contestó horrorizada- ¡Claro que tengo que molestarme, yo no lo quería!
-Pero si lo disfrutaste bastante- blanqueó los ojos. Xandría la apuntó con un dedo amenazante.
-¡No es tú maldito problema, no debes meterte en mi vida!- dijo furiosa- Cojo con quien quiero y no necesito de tu ayuda para correrme delante de toda La Rossé y pasar vergüenza. Es algo privado, Micaela, ¿No entiendes eso?
-Nada es privado aquí, Xandría, aquí todo se sabe, no hay secretos dentro de La Sociedad- dijo con seguridad. Xandría se rió como desquiciada.
-¡Sí, claro! Por eso es que ya corriste a decirle a tu madre que ambas cogimos, ¿No?
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Una sonriente Eilé volvía a la fies
