La sonrisa amable de la Dra. Stain me calmaba un poco:
-Felicidades querida, me alegra mucho que hayas conquistado este sueño -me tomó entre sus brazos y yo apoyé mi mejilla en su hombro
-Muchas gracias Dra. Stain, aunque no haya sido el mejor promedio, logré concluir con éxito la carrera.
-Ha decir verdad querida, ni yo esperaba que el señor Markov obtuviera la nota más alta.
Markov, escuchar su apellido me hizo recordar lo que dijo minutos atrás y tuve que forzar una sonrisa y encogerme de hombros.
Mientras esperaba un taxi para asistir a la cena, un Jeep Wrangler color n***o mate estacionó a mi lado y decidí ir un poco más atrás para poder coger el taxi; el jeep retrocedió a la par mía, entonces decidí ir un poco adelante y ocurrió lo mismo.
Mi celular comenzó a sonar y generó en mi un pequeño salto por el susto, dudé en contestar aquel número desconocido que aparecía en mi pantalla
-¿Aló? -dije dudosa
-¿No reconoces mi auto Sam? -aquella voz me hizo rodar los ojos- ¿planeas quedarte parada ahí? -se escuchó en el teléfono pero también al lado mío ya que había bajado aquellas ventanas oscuras
-Planeo tomar un taxi -respondí colgando
-Vamos a la cena Sam -abrió la puerta y dió dos palmadas al asiento
-Tomaré un taxi -respondí mientras me alejaba.
Escuché un gran portazo detrás mío ocasionandome otro sobresalto, quise girar pero de un momento a otro mi vista estaba dirigida al piso y un aroma a perfume inundaba mis fosas
-¿Qué te ocurre animal? bájame -dije acomodando la parte trasera de mi vestido con una mano y con la otra golpeando aquella espalda
-Dije que iremos a la cena -me bajó de golpe al asiento- y hablo una sola vez Samantha.
Otro portazo fue acompañado luego de eso y lo ví pasar delante del auto sin quitarme la mirada.
-Ponte el cinturón o lo haré yo.
Su tono había dejado de ser amable, lo que me instaba a obedecer. De camino a The NoMad ninguno habló, y las canciones era lo único que nos acompañaba, él conducía con una mano mientras que la otra sujetaba un cigarrillo.
-¿Cuánto conoces a tu familia? -dijo mirando la autopista y dando una calada al cigarro
-Lo suficiente, digo, por algo es mi familia ¿no? -respondí frunciendo el ceño
Volvió a dar una calada y el silencio incómodo se hizo presente otra vez.
-¿Por qué decidiste tomar una ducha antes de ir? -pregunté aún con mi vista en la ventana
-Necesitaba sacar el maquillaje que cubría mis tatuajes.
Tras decir eso observé de manera detallada su cuerpo, pero debido al traje sólo podía observar aquellos trazos en el cuello.
-No olvides Sam, si te niegas a aquello que pido no dudaré en realizar una llamada y abrir la boca.
El auto se detuvo en seco, nuestras miradas chocaron y se observaron por unos segundos, Dante había bajado para abrirme la puerta y brindarme la mano, la sujeté y con una sonrisa fingida entre ambos nos dirigimos a los interiores.
Las mesas estaban unidas y los lugares repletos, sobraban 3 sillas
-Hey, por fin llegas -Finn se levantó eufórico directo a abrazar a Dante- demoraste más de lo normal -dijo riendo
-Encontré a McCain en el camino y me ofrecí a llevarla -se encogió de hombros y Finn me vió
-Hola Sami -me abrazó para luego separarse y brindarme una sonrisa amable- me alegra que vinieras
Una sonrisa obtuvo por mi parte y nos insistía para que tomemos asiento, pero Dante pidió unos minutos antes de dirigirnos con el resto:
-Sólo te pido no parezcas forzada a nada Sam, trata de actuar natural.
Asentí y me dispuse a caminar luego de que él realizara un gesto para yo poder avanzar, pero mi muñeca fue tomada y giré sobre mi eje:
-Luces preciosa Sami -los ojos azules y esa sonrisa aceleraron mis latidos
-H-hola Seb -respondí atónita
-No sabía que vendrías esta noche -respondió Sebástian aún con sus ojos en los míos
-También me alegra verlo Dr. Stephanson -dijo Dante interrumpiéndonos
-La conversación no es contigo Markov -dijo mirándolo
-Hey, hey, hey ¿qué pasó con los modales viejo? Yo dije Dr seguido de tu apellido y no recibo lo mismo a cambio -dijo en tono ofendido burlón- ugh pero que torpe soy, es que aún no sabes si recibirás el título, es por ello que no te vimos en el acto -dijo tapándose la boca- vamos Sam.
Tomó mi mano y nos dirigió a la mesa, me limite a mirarlo. Lo único que podía compartir con Sebástian era la mesa y una que otra mirada fugaz, pues a nosotros nos habían sentado en la esquina con la ciudad a nuestras espaldas, mientras que él estaba en el medio con vista a la pared.
-Ay no Sami, querida -la voz de Daphne era burlona- es malo sentarse en la esquina, no te casarás -dijo con un puchero- aunque ya sabíamos eso -dijo riendo, acompañada de algunos.
-Pura mierda, no la oigas -dijo Markov a mi lado
-Como sea -respondí a ambos.
Mi mano derecha se hallaba sobre la mesa y mi rostro estaba apoyado en ella, el ruido de un vaso golpeado por un cubierto hizo guardar el silencio:
-Chicos quiero ofrecer un brindis -dijo aquella rubia despampanante llamada Victoria- sé que muchos de nosotros no nos hablamos, pero hemos estado compartiendo la etapa de estudio juntos, y quiero agradecerles por esta velada tan hermosa ¡Salud! -dijo a la par que llevaba su mano derecha y la abanicaba para evitar llorar.
Fue de esa manera que varios de los presentes comenzaron a brindar y entre charlas, risas y anécdotas el silencio comenzó a apoderarse:
-Creo que es mi turno -dijo Dante, mientras se levantaba y acomodaba el saco- Quiero realizar un brindis colegas -tomó la copa entre sus dedos y la comenzó a ver- y agradecerles por haber escuchado mis palabras en la ceremonia -comenzó a menear el contenido de aquel vaso- muchos de ustedes me han permitido ser parte de sus vidas ya sea como un compañero de clase, amigo o incluso un hermano
-¡WUUU! ¡ESO BRO! -gritó Finn, golpeándose el pecho dos veces
-Gracias querido Finn -esbozó una sonrisa- y el hecho de pensar que ahora quizá tomaremos caminos distintos me rompe el corazón -su boca hizo un gesto raro que no lograron percibir todos- es por eso que quiero decir algo más antes de terminar la noche, si es que acaso me lo permiten.
Mientras el otorgaba una mirada totalmente sexy a todas las chicas, los muchachos y ellas lo animaban a seguir con chiflidos, golpecitos en la mesa o coreos:
-Jaja gracias colegas, bueno -dirigió su cuerpo y mirada a mi, lo que me hizo erguir- luces preciosa querida Sam, más de lo que ya eres, y quisiera preguntarte -su cuerpo se había hincado sobre su rodilla izquierda- Samantha McCain ¿quieres casarte conmigo?
La cara de sorpresa se avistaba en todos los presentes incluida yo, que tenía los ojos completamente abiertos y asombrados mirando aquel anillo hermoso, brillante y enorme que posaba en esa pequeña cajita negra. Mi boca ligeramente abierta no emitía sonido alguno y mi mano se había posado sobre mi boca de manera inconsciente
-Bueno Sam ¿qué dices? -su sonrisa era coqueta ante todos, pero sus ojos me amenazaban
-A-acepto -articulé como pude aquella simple palabra de 6 letras.
Sonriente sacó el anillo y lo puso de manera inmediata en mi dedo, como para asegurarse de que no me arrepienta. Las felicitaciones no se dejaron esperar y Finn no dejaba de alardear las fotos que nos había sacado momentos atrás.
-¿Qué opinas de esta Sam? -me mostró el celular y es que realmente era una foto hermosa, las luces de la ciudad estaban de fondo en aquellas paredes de cristal, Dante lucía radiante y sus tatuajes resaltaban bastante, mi cara de asombro era totalmente genuina.
-Están hermosas Finn, gracias por estar atento -respondí con una sonrisa.
Sebástian se acercó a tomarme nuevamente del brazo para hablar:
-¿A que viene todo esto Samantha?
Yo no podía dar una respuesta, no una lógica, pues Dante había sido muy claro con sus palabras. Comenzó a cuestionarme más y más, aumentando el tono de voz y llamando la atención de los que estaban cerca. Aquella mano tatuada agarró el brazo de Sebástian, quién se soltó brusca y rápidamente:
-Te recuerdo que a quien intentas zarandear es a mi prometida, Stephanson -dijo mirándolo fijamente
-No oí que alguien te llamara Markov -dijo mirándolo- es un tema de dos.
-No sé si eres necio o qué rey, pero ya te dije Sam es mi prometida -Dante se había puesto en medio de ambos.
Tras un intercambio de insultos, decidimos retirarnos, y lo digo en plural ya que Dante había insistido en llevarme a mi apartamento; el camino volvió a ser silencioso
-¿Te lastimó mucho? -dijo sin mirarme
-No -respondí- ¿Por qué lo preguntas?
-Llevas frotando tu brazo izquierdo desde que te subiste al jeep -me miro con la cabeza ladeada
-Supongo que es más por el susto -dije automáticamente
-Sam, yo sé bien la historia entre ambos -suspiré- y a decir verdad, tu brazo tendrá un hematoma mañana.
Bajé la mirada y mis pensamientos comenzaron a atacar nuevamente mi cerebro.