¡Mi Jefa Ésta Loca!

1741 Words
JAMIE CASILLAS Después de su propuesta, mi jefa la bruja, actuó con falsa amabilidad, cuando tenía ganas de gritarme se contenía y hasta me invito a almorzar con ella...Sé perfectamente que todo es una fachada, la conozco demasiado bien. –Casillas, hoy no estamos tan saturados ¿Quieres comer conmigo en mi restaurante favorito?.– Pregunta con la sonrisa mas falsa que se pueden imaginar y la voz tan dulce que me da nauseas. –Lo siento, ya traje mi almuerzo y no lo voy a desperdiciar.– Respondo sin ver su cara . –No seas agua fiesta, somos amigos.–      Dice conservando la mueca ¡que quiere ella parezca una sonrisa!, la conozco y cuando quiere algo es capaz de todo, no sé que voy a hacer para quitármela de encima –De acuerdo usted es mi amiga ¿Cuál es mi deporte favorito?– Le pregunto por molestar –¿El fútbol?.– Dice casi a modo de pregunta –Usted no me conoce, asume cosas y yo no estoy dispuesto a jugar su juego.– Le susurro molesto y cerca de ella Abre su boquita indignada –Uno quiere ser amable y así lo tratan.– Dice haciendo un adorable puchero, es una manipuladora de lo peor.. –¡No me va a envolver, como hace con el resto yo la conozco!– Le digo señalándola con mi dedo índice. –Vamos, ambos saldremos beneficiados.– Me ruega, desde su escritorio, me acerco y se me eriza creo que de repulsión, eso no me detiene ahora, le tomo su cara entre mis manos y le digo fuerte y claro –¡Déjeme en paz!– La suelto. Ella comienza a llorar,–Tu no entiendes eres mi única esperanza.– Murmura con lagrimas en los ojos –No me puede obligar a nada. Eso es acoso– Le explico, –Escúchame bien Casillas, yo siempre consigo lo que quiero.– Asegura tomándome por la corbata y halándome a la altura de su cara, es pequeña ¡pero da miedo!. –Esta vez será diferente.– Respondo a su amenaza, arrancándole la corbata bruscamente. –¿Qué te cuesta?¿tienes novia?.– Pregunta con las manos en las caderas. –Eso no le incumbe.– Susurro entrecerrando los ojos, hastiado de la conversación. –Serás la envidia de muchos hombre que quieren estar en tu lugar.– Me dice con su barbilla alzada –Pues busque a uno de ellos, para que haga ese papel.– Le mando literalmente al diablo –No ves estúpido, que eres tú o es nadie, ¡todo el mundo asume que estamos comprometidos– Me dice tapando su cara obstinada de rogar. –No tiene caso no hare nada, fuera de mi trabajo para usted.– –Casillas,  ayúdame ¡estoy desesperada!.– Me dice llorosa. Termina la jornada laborar y cuando estoy saliendo me agarra por el codo y salimos sonriendo como si fuésemos pareja –¿Qué diablos está haciendo?– Le pregunto asombrado de su arrebato y ella solo sonríe –Es una linda tarde ¿no te parece?.– Pregunta con coquetería –No intente esos trucos conmigo, no funcionara.– La reprendo, ¡me está coqueteando descaradamente! Me subo a mi auto y ella se sube en el copiloto –¿Está loca qué diablos hace?.– Cuestiono –Discúlpame, se que te he tratado mal, lo que sea, necesito tu ayuda.– Me dice roja ¡sé perfectamente que no se arrepiente de nada. –¡Bájese!– Ordeno con la mandíbula apretada, me tiene frustrado. –No puedo, mi auto se daño.– Dice descarada –Mentirosa, su auto esta perfecto, lo saco de la agencia este mes, baje.–Ordeno y ella parece no escuchar nada, ¡es tan difícil!. –Hasta las cosas nuevas, se dañan querido.– Me asegura haciéndose la tonta –¿Qué diablos quiere conmigo.– –Ya te lo dije, solo vamos a simular estar comprometidos.– Dice seria Siento un impulso loco y repentino tal vez me arrepienta después, le tomo la cara entre mis manos y sin previo aviso le doy su tremendo beso, va a gritar sorprendida le tomo la nuca y aprovecho para meter mi lengua, su boca es dulce, y me gusta es mejor de lo que imagine, deja de forcejar y por un instante responde a mi beso, cuando menos me percato me empuja y me da tremenda cachetada que me deja aún  mas atolondrado. –¿Como se imagina que va creer que somos algo?, si no soporta ni mis besos.– Le reprendo sobando mi mejilla, ella está sin palabras. Cuando voy a encender el auto, me toma la cara por sorpresa y me devuelve el beso, ¡la bruja me está robando un beso! Y me sabe a gloria, se sube sobre mí a horcajadas y continua besándome, nos separamos un poco solo para respirar y volvemos a besarnos, su falda tubo está arriba, mis manos son osadas y se trasladan a sus piernas, quiero más… Gime mi apellido sobre mis labios –Casillas.– Se mueve con suavidad y mi m*****o se despierta ¡por completo!. Tocan el espejo de mi auto sacándonos de la burbuja s****l ¡es un policía! Bajo la ventana del auto y ella entierra su cara en mi cuello con vergüenza– Su identificación.– Dice serio el oficial mayor y yo intento sacar la identificación con ella encima –Jefa, necesito espacio.– Le explico ella baja de mi, con la cara hacia abajo ¡casi no se ve su rostro tapado con su cabello suelto, ¿en qué momento se soltó? me pregunto entregando la identificación. –Debe acompañarme a la estación.– Me explica, el oficial, –¿No hay otra formam para solucionar este inconveniente?.– Le pregunto con vergüenza, jamás me paso algo asi –¿Me esta tratando de sobornar señor?.– Pregunta aparentemente molesto –Para nada señor, ¿es posible que coloque la multa correspondiente, sin tener que ir a la comisaria?.– Le explico apenado, jamás he pasado por una situación similar! –Señor, Casillas dice mirando mi identificación, están cometiendo actos lascivos en la vía pública.– Me reprende Cristina levanta su rostro.– ¡La gente se besa todo el tiempo, eso no es un acto lascivo!– Dice ahora viendo directo a los ojos al oficial –¿La conozco de algún lado?– Pregunta con el ceño fruncido –Si porque conozco las leyes y este no fue ningún acto lascivo.– Dice determinada –Si no, intervengo lo es.– Asegura él –No hay forma que pueda comprobar eso.– Responde ella sonriente –Deben acompañarme a la estación– Dice furioso –No, no debemos, si sigue molestando, lo vamos a acusar de abuso de autoridad y será despedido oficial Pérez.– dice ella entrecerrando sus ojos. –¿Quién se cree que es para amenazarme con eso?.– Dice molesto –Soy Cristina Fernández, una de las mejores abogadas de este país, ¿le suena?.– El policía, se pone rojo de ira –Váyanse, y no continúen con estos espectáculos en la calle.– Murmura, rompiendo el acta de detención que estaba haciendo. Yo estoy alucinado con lo que acaba de suceder, mi jefa me beso, y por poco piso una cárcel por su culpa, ¡casi pierdo la cabeza con solo un beso!, esto me garantiza sueños mojados con la bruja ¡por al menos un mes! –Casillas, creo que podemos ser creíbles como pareja.– Dice sonriendo como un guason –Jefa, usted me da miedo.– Le respondo mientras avanzo por el tráfico. –Solo quiero que mientras finjamos, te dejes vestir por mí.– –Está loca, no somos nada para que cambie mi estilo.– Le digo rápido –Estaremos comprometidos ¡así sea de mentiras! Tienes que dejarme ser.–Me dice sin darse cuenta que se esta extralimitando –Con todo respeto ¿Se tomo sus medicamentos hoy?– Le pregunto con curiosidad –Si, me tome mi fenobarbital, así que estoy muy lucida cuando hablo contigo.– Responde con humor desconocido para mí– La llevo a su casa, hasta el día pasado no sabía donde vivía, es una buena zona, aunque no subí me dijo que el pent–house es suyo –Que bien.– Le respondí, poco interesado en cuanto dinero tiene, yo también tengo solo que ella no sabe y me llega a menospreciar. –Tienes los ojos más increíbles que he visto, te prohíbo usar esos lentes mas.–Me dice, mientras pienso que se volvió más loca que una cabra. –Jefa, sinceramente se está pasando.– Le digo presionando el volante con fuerza hasta que mis nudillos se tornan blancos. –¿Porque no puedes complacerme?, no te cuesta nada.– Me dice con voz caprichosa, haciendo un gracioso mohín en la boca –Jefa, yo no soy su juguete.– Le digo serio quitándome los lentes y viéndola a los ojos –Guao, no entiendo porque insistes en usar esa porquería.– Me dice –Mis lentes no son una porquería, mire son de marca.– Se los entrego, mientras una sonrisa maliciosa adorna su rostro. Los parte ante mi mirada atónita–Que demonios hace, es una abusadora.– Le digo tomando mis lentes partidos a la mitad de sus manos. –Me lo agradecerás, las mujeres descubrirán que no eres feo, ni bizco.– –¿Usted pensó que yo era bizco?.– Pregunto burlón –Eres un enigma para mí.– Murmura risueña –Sabe, cuando mi esposa murió, pensaron que yo la había matado.– Sonrió de la forma más maquiavelista, que puedo –Eres adorable, es una locura pensar eso de tí.– Dice restándole importancia –Solo quiero que me deje en paz, bájese ya está en su casa–Le digo, golpeando el volante obstinado. –Siempre tengo lo que quiero.– Asegura antes de darme un beso en la mejilla volteo la cara y sus labios impactan nuevamente los míos. –Delicioso.– Murmura ronca y mientras se baja contoneando sus caderas de forma sensual. –¡definitivamente mi jefa está loca!.– Susurro, para mi mismo sorprendido por lo todo lo que me hizo pasar mi jefa hoy.                
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