Al escucharlo abro los ojos como platos, sorprendida de sus palabras — ¿Qué? — es lo único que sale de mi boca. Con lentitud se despega para mirarme a los ojos y repetir la frase que me ha dejado petrificada. Este hombre esa volviéndome loca, me siento como una completa boba, pero al mismo tiempo quiero decirle que sí, que lo perdono y besarlo hasta que se nos desgasten los labios. — ¡No entiendo, ¿Qué es lo que quiere de mí?! ¿Cree que es sencillo? ¿Acaso está jugando conmigo? ¡Claro! Tiene que ser eso, de lo contrario no tiene ningún sentido su comportamiento— replico alterada soltándome de su agarre y caminando de un lado a otro. En su afán por tranquilizarme me toma con fuerza de la muñeca derecha y de un tirón me acuesta en la cama, inmovilizándome con su peso — ¡Cálmate Jenny!