○○◘◘••♥♥••◘◘○○ Estoy contra el pecho de Franco, quien me tiene abrazada por la cintura, mientras espera que nos traigan su auto, para podernos ir a casa. Todo mi cuerpo tiembla ante la expectativa de lo que vaya a suceder y mientras tanto, mi interior tiene una batalla en la cual una parte de mí quiere arrepentirse de experimentar algo nuevo y la otra quiere ser complacida. —¿Qué tanto piensas, hermosa? —me pregunta Franco, al tiempo que pone su mano bajo mi quijada y me levanta el rostro, para dejar un beso profundo en mis labios. —Ya se me olvidó —respondo con un suspiro y esta vez soy yo quien se vuelve a acercar, para besarlo con más interés. Sus labios suaves, húmedos y calientes, me hacen suspirar, mientras siento algo, que ya no recordaba cómo era. Una de las manos de Franco,