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No sé a quién más preguntarle por el boceto, el cuál me había tomado varias horas de trabajo en secreto, ya que esperaba fuera una sorpresa para Bastian y mi equipo de trabajo. A la única que se me ocurre irle a preguntar es a Julie, ya que su escritorio está en toda la salida de los ascensores y las escaleras, por lo que ella ve a todo el que llega a este piso.
—Julie… —llamo su atención, por lo que levanta la mirada.
—¿En qué puedo servirle, señorita Laureen? —me pregunta amable, pero frunce el ceño al verme preocupada.
—¿Alguien vino a mi oficina, mientras no estuve? —inquiero y ella me mira extrañada.
—No, señorita Laureen. Nadie vino a su oficina y en ningún momento me he ido de mi escritorio —me responde —. ¿Pasó algo?
—No encuentro algo… Supongo que lo perdí
