Mis labios están secos, en algún momento durante la lucha perdí mi abrigo y el aire frío acaricia la piel de mis hombros. Vine aquí porque estaba preocupada y habría sido mejor si no lo hubiera hecho, de haberme mantenido al margen, de haber sido más comprensiva o de haberlo escuchado, no habría terminado de esta forma. Bastián dijo una gran verdad, no lo amaba y por esa razón, nunca pude ayudarlo. – ¿Dónde está Bastián? Mi mirada apunta hacia el vacío y él agranda los ojos. – No lo hiciste – se aparta de mi para mirar, cuando regresa de nuevo su espada está sobre mi cuello, esta vez, mucho más cerca, puedo sentir el metal frío y el borde afilado – ¿por qué? Porque soy una Daemonium, recuperé mis emociones, pero no me convertí en una buena persona, mi sonrisa actual, es mi mejor imit