CAPÍTULO 3

1020 Words
*** NATALY *** — ¡Llegamos!. — Anuncio abriendo la puerta y Abril entra disparada a jugar con sus muñecas. — ¿A dónde vas?. No es hora de jugar. ¡Vamos!. A lavarse las manos, que ya vamos a almorzar. — Le pido y mi princesa bufa, pero me obedece. — Bienvenida, señora. — Saluda marina, la empleada. — Gracias, Marinita. ¿Emiliano no ha llegado?. — Pregunto buscándolo con la mirada. — No señora, pero supongo que no tarda. ¿Desea que sirva, o lo esperan?. — Responde. — Ve sirviendo, por favor. Lo voy a llamar. — Aviso y ella se va a la cocina. Marco y al tercer tono contesta. — Hermanita, dime. — Saluda y noto una sonrisa especial en su tono. — Te estamos esperando para almorzar.  — Le recuerdo. — Lo siento, Naty. No tardo. — Responde y termino la llamada. Después de unos minutos, escucho la puerta. — Hola, familia. — Saluda. — Hermani... — Quedo en shock al verlo feliz, en compañía de esa mujer. — ¿Hilda?. — Pregunto incrédula. — ¿Cómo vas, Nataly?. — Saluda cínicamente. — Supongo que no tan bien, como tú. — Respondo alzando una ceja. — Emiliano, acompáñame. — Pido, llevándolo al estudio. — ¿Qué pasa, nata?. — Pregunta intrigado. — ¿Qué hace ella aquí?. — Pregunto molesta. — Bueno, simplemente la invité a almorzar. Somos amigos. — Responde encogiendo sus hombros. — ¿Amigos?. Por favor, no me hagas reír. Esa mujer es una arpía. ¿Olvidas que te engañó con su chofer, cuando fueron novios?. — Grito furiosa. — Pues es mi vida, así que te voy a pedir que no te metas. Yo salgo con quién se me dé la gana. Soy libre. — Rebate molesto. — ¿Ya pensaste en Abril?. Sabes que ella aún llora a su mamá. — Le reclamo. — Ella tendrá que acostumbrarse. No me voy a quedar sólo el resto de la vida. — Bufa saliendo del estudio. Golpeo el escritorio, frustrada. Sé que debe rehacer su vida, pero ¿Por qué con ella?. Estoy segura que esa mujer sólo busca su dinero y a demás, sé que mi niña no la aceptará tan fácil. Salgo del estudio y veo a Abril bajar las escaleras. Tomo su mano, dirigiéndonos al comedor. — ¡Mi vida!. — Exclama Emiliano, extendiendo sus manos. Ella se aferra a mí, con el ceño fruncido. — ¿Qué pasa, pequeña?. ¿No hay un beso para papá?. — Pregunta. — ¿Por qué estás con ella aquí, papá?. — Bufa molesta. — Hija, ella es una amiga de papá. — Rebate Emiliano. — No me gusta tu amiga. ¡NO ME GUSTA!. — Grita y sale corriendo, por lo que la sigo a su habitación. Se tira boca abajo en la cama, mientras su llanto es incontenible. — ¿Qué pasa, mi muñeca?. ¿Por qué reaccionas así?. — Le pregunto con la voz cortada. — Papá se olvidó de mamá, tía. Ya no la quiere. — Asegura entre sollozos. — No digas eso, mi amor. — La consuelo acariciando su espalda. Pasan unos minutos y la puerta de la habitación, se abre de golpe. — Abril, explícame. ¿Qué es esa manera de comprarse jovencita?. — La reprende. Ella no responde y sigue llorando. — ¡Habla, Maldita sea!. — Grita. — No más, Emiliano. Es sólo una niña. — Grito poniéndome de pié. Lo tomo del brazo y lo saco de la habitación. — Te lo dije. La estás lastimando. "Insensible". — Bufo y le cierro la puerta en la cara. *** ALICIA *** Estoy en mi departamento, preparando clase y Abril no sale de mi cabeza. No entiendo por qué tengo esa necesidad de protegerla. Es que es tan frágil, tan pequeña, que me enternece por completo. DÍAS DESPUÉS... *** NATALY *** Emiliano está totalmente ciego con la bruja de Hilda. Casi todos los días ha venido a almorzar o a comer. He tratado de explicarle a Abril de mil maneras que su papá no quiere estar sólo, pero ella no quiere a Hilda y por lo visto, el sentimiento es recíproco. ✯¸.•´*¨`*•✿ ✿•*`¨*`•.¸✯ — Hola, mis chicas. — Saluda Emiliano, entrando a la sala, mientras Abril y yo estamos viendo caricaturas. La pequeña lo abraza y besa su mejilla. Detrás de él, entra Hilda, por lo que corre a mi regazo. — Hola, Abril. — La saluda tratando de acercarse, pero mi sobrina la ignora. — Abril!. — La reprende Emiliano. — Tía, ¿Jugamos en mi habitación?. — Pregunta suplicante. — Claro que sí, mi muñeca. Vamos!. —Concedo tomando su mano y subimos. — Tía, quiero que mi papá deje de ver a esa empalagosa. — Dice cabizbaja. — Yo también, preciosa, pero papá la quiere y debemos respetar sus decisiones. — Explico. — Ella no es buena, no la quiero. — Bufa. — Juguemos!. — Propongo cambiando el tema. *** ALICIA *** — Y quiero idear un plan, para salvar a mi papá de la empalagosa. — Me relata Abril, mientras estamos solas en el salón durante el descanso. — Mi amor, ¿qué cosas dices?. Debes ser respetuosa con las decisiones de papá. — La persuado. — Lo mismo dice mi tía nata, pero a mí me cae muy mal esa empalagosa y sólo tú me puedes ayudar, Ali. — Espeta y la miro con mis ojos de par en par. — Y ¿yo cómo podría ayudar?. — Le pregunto confundida. — Dime, ¿cómo puedo hacer para que esta noche ellos no se vean?. — Pregunta ella. — Bueno, tal vez si te sientes un poco enferma, él se quede contigo. — Digo sin pensar y su rostro se ilumina. — Claro, profe. Ya sé lo que voy a hacer. Gracias. — Finaliza besando mi mejilla y sale corriendo al patio. Cubro mi boca con las manos. No puedo creer que le haya dicho eso a una pequeña. Soy una bruta.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD