Aidan.
Sentado en una de las gradas de la cancha de futbol, paso y paso mis dedos por la pantalla de mi móvil, hace unos minutos que terminó el entrenamiento del instituto, pero, le dije a Liam que quería quedarme un poco más.
Suspiro frustrado al recordar que hoy por la noche debo llevar a mi hermana a la manada de tía Samara y Kenner, no es como que quiera ir, pero, mis padres me han ordenado que la lleve porque ella debe hacer una tarea con Nick, el hijo de tía Samara, que por coincidencias de la vida, tiene la misma edad de mi hermana Alma.
Liam: Tus padres me han preguntado por ti, les dije que te quedaste a terminar una tarea.
Dice el mensaje que me acaba de llegar, me fijo en la hora, bufo, no pensé que haya pasado tanto, en un abrir y cerrar de ojos ya estuve treinta minutos sentado aquí, me alboroto un poco el cabello, le envío un “gracias” a Liam y me levanto teniendo en mente irme ya a casa si no quiero ganarme una regañada, solo que, mientras camino por el estacionamiento veo que alguien más sigue aquí, sonrío levemente mientras me acerco a ella con rapidez.
— Hola.
Digo al llegar, como ella estaba de espaldas a mí, da un pequeño saltito en su lugar antes de girar a verme.
— ¿Qué… qué haces aquí?
Pregunta mirando de un lado otro, supongo que esperando que nadie nos vea juntos, sonrío levemente, me causa cierta diversión su actitud.
— Puedo hacerte la misma pregunta.
Respondo señalándola, tiene unos libros en sus brazos, ladeo la cabeza esperando por su respuesta.
— Me quedé un rato más en la biblioteca.
Dice queriendo retomar su camino, pero, soy más rápido que ella y la retengo del brazo haciendo que sus ojos den directamente con los míos.
— ¿Estabas haciendo tareas?
Pregunto queriendo hablar más tiempo con ella.
— No, no es… asunto tuyo, ahora, eh, me debo ir a casa.
Dice apurada mientras mira a los lados, entrecierro un poco los ojos.
— ¿Por qué parece que quieres huir de mí?
— No… no es así.
— A mí me parece que sí.
— Pues no.
— Araceli, en estos días me he dado cuenta que pareces evitarme, hoy ni me saludaste.
Digo haciendo una mueca queriendo mostrarme un poco ofendido, pero, ella solo arruga el entrecejo como pensando si lo que digo es verdad o no.
Eres malo Aidan.
Claro que no Alan, solo quiero ver hasta dónde es capaz de llegar antes de decirme lo que ya sé.
— Solo… no quiero problemas, ¿me puedes soltar el brazo?
— ¿Cómo podrías tener problemas?
Pregunto soltando voluntariamente su brazo, sin embargo, me mantengo cerca de ella.
— Por nada, me tengo que ir.
— ¿Por qué?
Pregunto elevando una de mis cejas, ella traga saliva, al parecer la hago sentirse nerviosa, cosa que me incita a seguir haciéndolo sin conocer un motivo en específico.
— Porque… ya es tarde.
Responde bajando un poco la voz, doy un paso más cerca de ella haciendo que retroceda, sonrío de lado.
— Dime algo Araceli, ¿acaso no te agrado?
— No es eso.
— ¿He dicho algo que pudiese ofenderte?
— No que yo sepa.
— ¿Por qué huyes cada vez que me acerco a ti?
— Eso no es así
— Entonces, ¿me tienes miedo?
— Deja de hacer tantas preguntas, por Dios.
Me reprende enojada, al segundo abre un poco sus ojos y parece avergonzada por hablarme así, sin embargo, solo me hace sonreír divertido.
— Tranquila, no quiero hacerte enojar.
Digo elevando las manos en señal de derrota, ella suspira desviando la mirada.
— Mira Aidan, yo tengo que irme, ya es tarde.
— Puedo llevarte a tu casa.
Me ofrezco, ella niega con la cabeza rápidamente.
— No es necesario, yo puedo…
— Por favor, podemos aprovechar para hablar un poco del trabajo de química y…
— Yo no haré el trabajo de química contigo.
Me interrumpe con leve enojo, arrugo el entrecejo como no entendiendo sus motivos.
— ¿Por qué no?
— Porque ya te dije que tengo un compañero.
— No es cierto.
— Sí lo es.
— Araceli, sinceramente creo que me estás mintiendo.
Digo haciéndome el ofendido, ella pone sus ojos en blanco, lo cierto es que ya me aseguré de que no tenga compañero de trabajo y como en la clase de esa materia los alumnos somos un número par, a ella no le quedará de otra que hacer ese trabajo conmigo o perderemos muchos puntos.
— Piensa lo que quieras.
— Solo quiero tener una buena compañera de trabajo, no puedes hacerlo sola porque no será aceptado.
— ¿Qué?
Pregunta entrecerrando los ojos en mí,
— Como oíste, tú no sabes lo exigente que es el profesor con el tema de entrega de los trabajos, por eso, es mejor que vayamos adelantando un poco y creo que si lo hacemos en mi casa será mejor.
Propongo sin segundas intenciones, ella parece pensarlo, traga saliva antes de ver su móvil.
— Te lo agradezco, pero…
— Genial, ven, mi auto está por allá.
La interrumpo, tomo su mano y la hago caminar conmigo hasta mi auto, le abro la puerta del lado del copiloto.
— Aidan…
— Araceli, no soy una mala persona, no te haré nada, solo quiero asegurarme de que llegues a tu casa sana y salva.
Digo mostrando sinceridad, no es que vaya a hacerle algo, solo quiero hacer una buena acción.
Me alegra que digas eso, porque por la mirada que nos da ahora, ella no piensa igual.
Solo no nos conoce.
— De acuerdo.
Acepta antes de subirse, sonrío cerrando la puerta para después ir a tomar mi lugar y comenzar a conducir.
— ¿Por dónde vives?
— Cerca del centro comercial.
— De acuerdo.
Asiento con la cabeza tomando camino por allí, de reojo la miro, ella tiene la mirada al frente viendo por dónde vamos, sus manos puestas encima de los libros aparte de su mochila a sus pies.
— ¿Qué opinas de comenzar el trabajo este sábado en mi casa?
Pregunto insistiendo en el tema, ella se remueve un poco en su asiento.
— No creo que sea buena idea.
— ¿Por qué no?, ¿prefieres que vaya a tu casa?
— Podemos encontrarnos en la cafetería de la ciudad, comprar un café y comenzar con la parte teórica.
— Araceli, ¿acaso me tienes miedo?
Pregunto sonriendo de lado, la miro de reojo de vez en cuando, lo cierto es que me parece linda.
— No.
— Gracias a Dios.
Respondo resoplando con alivio, ella sonríe negando con la cabeza.
— Aquí debes tomar el camino por la derecha y continuar seis manzanas más.
Me indica, asiento con la cabeza haciendo lo que me pide, en un abrir y cerrar de ojos ya estamos frente a una modesta casa de dos plantas, ella se desabrocha el cinturón de seguridad y gira a verme.
— Gracias.
— Espera.
Le digo antes de que abra la puerta del auto, ella ladea la cabeza esperando.
— ¿Qué pasa?
— Quiero insistir con lo de la tarea de química, mañana no tenemos clases por obvias razones, por eso creo que sería bueno aprovechar.
Respondo, ella lo piensa unos segundos, luego suspira cansada.
— No vas a dejar de insistir, ¿verdad?
— No.
Digo negando con la cabeza ligeramente, ella suspira un poco enojada y baja la mirada a su regazo jugando con sus dedos.
— No quiero problemas con tu novia.
— ¿Cuál novia? No tengo novia.
— No es lo que dicen.
Susurra.
— Dicen muchas cosas, pero, novia no tengo.
— Aidan… yo no quiero problemas con Paty, ella dice que ustedes… que tienen una relación.
Dice levantando de a poco la mirada para fijarla en mí, la miro sereno, no me ha dicho que Paty la amenazó, pero, al menos ya me dijo su “incomodidad”.
— Ah, con Paty no hay ninguna relación, Araceli.
Digo dejando claro el punto, ella parece aliviada por un momento, pero, luego desvía la mirada hacia un lado llevando su mano a su cuello donde se rasca un poco, como si fuese algún tic.
— Con eso aclarado, entonces, haremos ese trabajo, juntos.
— Aidan…
— No acepto un no como respuesta, tampoco quiero perder puntos, así que, vendré mañana por la mañana para comenzar.
Interrumpo, ella termina asintiendo con la cabeza.
— Está bien, pero, vas a seguir mis reglas.
Me advierte, sonrío, eso es mejor que un no, asiento con la cabeza.
— De acuerdo.
Digo, ella da un ligero asentimiento para salir del auto y caminar hacia la casa sin mirar atrás, espero a que entre antes de poner en marcha de nuevo el auto, ahora sí, conseguí que fuese mi dúo en química, esto se pondrá bueno.