Al llegar al apartamento, fue recibido por Oscar, que estaba sentado en el sofá viendo televisión. Se saludaron rápido y Noah fue a saludar al pequeño Charlie, que ya estaba acostado en la cama, mientras jugaba con unos carritos entre las cobijas. —¿Me esperabas? —le preguntó Noah desde la puerta y su hijo lo miró con sorpresa. No lo había sentido llegar y él había aguardado unos segundos para hacerse notar. —¡Papi! ¿Estás bien? —preguntó Charlie, mientras recibía a su padre en la cama y lo abrazó como saludo. —Todo bien, enano. ¿Cómo estuvo la escuela? —Divertida —contestó sonriente y Noah le correspondió. Era un alivio que su pequeño estuviera a gusto en la escuela, ese había sido uno de sus mayores temores, pero, al menos, era una cosa menos de la cual preocuparse. Noah aprove