Noah despertó temprano, tenía que llevar a Charlie a su primer día de escuela, solo esperaba que las cosas salieran bien, porque si las cosas no habían sido fáciles para él, para su pequeño, mucho menos; había perdido a su mamá, su casa, la estabilidad, su padre y abuelos peleaban cada vez que se veían y ahora empezaba en una nueva escuela, marcando un futuro incierto. —Charlie, despierta o llegaremos tarde —lo llamó por tercera vez y el pequeño seguía sin hacer caso, solo emitió un quejido y se enrolló más entre la cama. Noah se rio y con pasos suaves caminó hasta la cama, se acostó al lado de su hijo y empezó a hacerle cosquillas, que terminaron en una carcajada estruendosa por todo el apartamento de Oscar. —Silencio, silencio —le pidió Noah a su hijo, mientras dejaba de molestarl