Eran las 10 de la noche según el reloj marcaba en mi laptop. No había venido. No hoy, pero tampoco ayer, ni antes de ayer. Habían pasado tres días desde esa fatídica noche e Ian no se había aparecido por mi departamento. Pensé en marcarle, me dejo su número celular, pero nunca lo usaba para comunicarnos. Él siempre venía a mi puerta. Lo había dañado todo. Y ni siquiera sabía si merecía la pena. Simplemente me descontrole y me salí de mis cabales al soñar con ella. Aunque su aparición era extraña y poco común, no era la primera vez que ella se aparecía en mis sueños. Esta vez tomo la forma de mi madre, del cadáver de mi madre. Me estaba amenazando. La muerte lo estaba haciendo. Proponiéndome algo que llevaba sugiriendo desde que mis sueños que le incluían con una figura humana iniciaron