Capítulo 4: No me iré.
"Mi corazón no va aguantar si no me sueltas" - Déjame ir, Morat ft Andrés Cepeda.
David se levantó del sillón en el que se encontraba y yo me encogí en mi lugar pues al verlo de pie se me hico aun mas alto de lo que me imaginaba que era, era muy alto, pero a un nivel exagerado de lo que creí.
Él no dejaba de mirarme y yo tampoco dejaba de mirarlo a él, sus ojos verdes me tenían hipnotizada, su mirada penetrante estaba carcomiendo todos mis sentidos, David comenzó a caminar hacia mi y yo quise ponerme a llorar en ese instante, solo tenía que cerrar los ojos y la lágrima bajaría lentamente.
Mi novio cada vez estaba mas cerca de mi y el zoológico en mi estomago esta haciendo una fiesta y de esas bien ruidosas, llevé una mano a mi pecho para alcanzar a tomar a mi corazón por si se llegaba a salir, David caminaba muy lento y aún no tenía definido si eso era bueno o malo para mis nervios.
Cuando por fin estuvo a menos de un metro de mi, tuve que levantar mi cabeza para poder mirarlo, alto, era muy alto, y me encantaba tanto.
Su boca estaba medio abierta y podía ver como sus pupilas estaban dilatadas pues el verde de sus ojos estaba opacado por el n***o de sus pupilas. Su mano comenzó a subir igual de lenta que su caminar y cuando llegó y toco mi mejilla, me sentí estremecer.
Alce mi mano yo también y la puse sobre su mano, la que tenía apoyada en mi mejilla e hice a un lado mi rostro para que este pudiera encajar con su mano, quedando de esta manera acunada por la gran palma de su mano.
Suspiré contra esta y creo que eso fue lo que hizo desertar a David, quien con su otra mano tomo mi cadera y me atrajo hacia él, envolví mis manos al rededor de su cuerpo y suspire muy profundo, por fin estaba entre sus brazos, y era la mejor sensación que había sentido hasta el momento, mucho más de lo que había imaginado.
Todo era mucho más de lo que había imaginado.
Las personas a nuestro alrededor ya no existían, la música había sido cambiada y ahora solo podía escuchar el latir acelerado del corazón de el amor de mi vida, me quedaba para toda la vida en esa misma posición si podía.
Las manos de David tomaron mis mejillas esta vez una a cada lado de mi rostro, sus pulgares acariciaron mis mejillas y una leve sonrisa apareció en su mejilla provocando con ello un hermoso hoyuelo.
David lentamente bajo su rostro hacia el mio y yo cerré mis ojos.
¿Me iba a besar?
Los animales mas pesados del zoológico de mi estomago habían decidido que la hora loca había llegado y sus brincos hacían crecer aun mas mis nervios ante la espera del beso que por meses había soñado.
Pero el beso nunca llegó a mis labios, David besó mi frente y se apoyó en esta, sus labios quedaron demasiado cerca a los míos y lo sabía no porque los veía pues aún seguía con los ojos cerrados, lo sabía porque su respiración se mezclaba con la mía, tan cerca, tan fresca, un toque de menta llegaba a mi aliento.
Y ya.
No había más, no habían besos. Yo no había pronunciado palabra alguna pues mi garganta estaba seca y llena de nudos, me era imposible hablar en ese momento, pero en cambio, a mi novio no le fue imposible y por fin hablo.
— Vete — pronunció su voz y yo quise morir en el instante en el que escuche sus palabras.
— ¿Qué? — pregunté débilmente, levanté mi rostro para mirar el suyo, pero este no me miraba, se encontraba mirando fijamente al suelo, me acerque mas a él para que pudiera verme pero vi como cerraba sus ojos — Oye, soy yo. No me voy a ir, vine por ti.
— No quiero que estés acá.
Él no me miraba y eso estaba crispando aun más mis nervios.
— ¿Por qué no? — me solté de él, David hizo el amago de volver a abrazarme pero sus manos quedaron en el aire y yo me sentí fría y expuesta sin sus brazos alrededor de mi cuerpo. — Háblame.
— Tienes que irte. — seguía insistiendo, mi corazón hizo un audible crash y mis ojos esta vez se llenaron de lágrimas de tristeza y no de emoción como las que había tenido minutos antes.
— Dame una buena razón para que me tenga que ir — mis ojos empañados por las lágrimas distorsionaban el cuerpo de David frente a mi, baje mi rostro para que él no viera como una lágrima rebelde rodaba por mi mejilla.
— Es que no quiero que estés aquí — esta vez deje que viera como mis lágrimas caían por mis mejillas, no porque quería que me viera llorar, sino porque quería ver la expresión de su rostro y si las palabras que decía era verdad, y dolió no encontrar mentira en ellas.
Su rostro sin alguna expresión me miraba fijamente, cerré mis ojos y limpie las lágrimas que había soltado bruscamente con el dorso de mi mano.
— Yo creí... Yo pensé — carraspee mi garganta que ardía un poco por el nudo en mi garganta — Yo pensé que te ibas a alegrar al verme.
Mi ceño estaba fruncido y esperaba que todo fuera una broma, quizás se estaba vengando por lo de Allan, si, debía ser solo eso. Me estaba haciendo una mala jugada haciéndome creer que no me quería allí pero todo era solo una broma.
— Si fue por lo de Allan, perdóname, solo era una pequeña broma para que no sospecharas que estaba acá. — el ceño de David también se frunció y no mostró ninguna señal de broma en su rostro.
— Ese tipo no me importa, y a la final sé que estarías mejor con él — una carcajada sin gracia salió de mi garganta.
— ¿Me estas jodiendo verdad? ¡Solo era una broma! No puedes decir esas cosas solo por ello, ahora estoy acá contigo, no con él.
— Sara, no lo estas entendiendo. De verdad quiero que te vayas, no quiero que estés aquí. No tiene nada que ver tu Allan en esto, no es una venganza, no estoy haciendo una broma, estoy hablando muy seriamente.
— ¿Mi Allan? Estas hablando pura basura, si de verdad es una broma te digo desde ya que es una de muy mal gusto —David negó con su cabeza — ¿Todo fue mentira? — pregunté en un susurro, David me pidió que repitiera la pregunta pues no había escuchado y lo hice pero esta vez con rabia incluida. — ¿Todo fue mentira, nunca me quisiste realmente?
— ¿Si te digo que no te quiero te irás de acá? — negué con mi cabeza queriendo ir a recoger mi dignidad a la esquina de la casa, a ese rincón en el que él había pateado mi dignidad y enviado hasta allá.
— No me iré hasta que me digas la verdad.
— No fue mentira Sara, todo fue real, pero en este momento debes alejarte de mi vida antes de que sea demasiado tarde, no quiero que hagas parte de ella ahora, ya no más.
— ¿Cuando decidiste que querías alejarme de tu vida?
— No fue una decisión Sara, es lo que debo hacer, no hay más opciones.
Sara, Sara, Sara. Yo no era Sara para él, yo era su bonita.
— Eso para mi suena como una decisión — David hizo de sus labios una linea fina, perdiendo estos dentro de su boca.
— No importa lo que creas, solo vete — habló por fin después de varios segundos de silencio. Cerré mis ojos, en cualquier momento se me escaparía el sollozo que estaba conteniendo.
— Te amo — dije sin mirar a David y salí corriendo en busca de mi mejor amiga.
No encontraba a Daniela por ningún lado, la casa era inmensa y las lágrimas rodaban y rodaban por mis mejillas.
Declaraba al día de hoy como el más horrible de mi vida, del mundo entero. A partir de ahora, dejaría de imaginar y suponer tanto lo que pasaría en el futuro puesto que por lo visto, era pésimo en ello.
Yo ma había imaginado otra escena diferente con David, una dónde él me cargaría, me daría vueltas y me besaría por el resto de la noche.
Exactamente cómo las películas de amor.
Pero eso a mí no me había sucedido y era una mierda.
— ¡Sara! — mi mejor amiga detuvo mi huida poniendo sus manos en mis hombros, me abracé a ella llorando a moco tendido. — ¿Qué te ha pasado?
— No me quiere, no me quiso y nunca lo hará — hable entre sollozos sin soltar a mi mejor amiga.
— Lo voy a matar — Daniela me abrazo más fuerte — ¿Puedes llevarnos a una zona apartada?
Escuché que le pregunto a alguien, no oí ninguna respuesta pero Daniela comenzó a caminar y yo con ella.
Caminamos por pocos minutos y llegamos a una habitación, ni idea de quien era pero al separarme de Daniela, pude ver que en esta habitación se encontraban los regalos y vi sobre un escritorio todos los regalos que le había comprado a David.
— Cuéntame que pasó, te vi muy feliz abrazada a David y me fui por algo de tomar y luego volví y ya estabas llorando, ¿Por qué dices que no te quiere?
— Lo primero que me dijo fue que me fuera de acá.
— ¿Pero ese tipo perdió un tornillo o qué?
Voltee a mirar a la persona que Daniela miró, era Julián, el chico que nos había recibido en el auto.
— Yo llevaba años sin ver a David, bueno, tampoco tantos pero si bastante tiempo y hoy lo ví muy decaído, parecía muy deprimido. — comento Julián.
— Ayer estaba bien, últimamente ha tendió problemas con su mamá por mi culpa, pero el anoche estaba bien, me había dicho que me quería y hoy ya no me quería ver, no entiendo que pudo pasar en ese lapsus de tiempo.
Tenía dos teorías.
1. Que realmente David nunca me ha querido de verdad, aunque eso ahora lo negó. Pero si retrocedía en el tiempo ahora todos sus rechazos por fin tomaban forma.
David podría ser el típico chico que le huye a una relación pero que si juega con chicas por internet y esa opción me aplastaba el corazón.
Pero es que de que otra forma podría darle una explicación a lo que había pasado hace pocos minutos.
Ahí podría entrar la opción 2.
2. Anoche le pudo haber pasado algo muy malo a David cómo para que tratará de alejarme de si vida como un mecanismo de defensa.
Y yo no podía huir hasta sacarle la verdad.
Tenía que volver a hablar con él.
— Tengo que ir a hablarle otra vez — hable a mi amiga, ella me miró con los ojos muy abiertos.
— ¿Pero tú estás loca? Te rechazo y vas a volver a él — me encongi en mi sitio y baje la cabeza.
Que me recordara el rechazo que tenía bien anotado en la frente me hacía sentir un cero a la izquierda en la vida de David.
— ¿Sabes qué? — preguntó Daniela, la miré esperando una respuesta a su misma pregunta — Ve, búscalo y pregúntale qué mierda tiene como cerebro o iré yo a darle unos buenos golpes.
— Tengo miedo — admití mordiendo el interior de mi mejilla.
— Lo entiendo bebé, pero tienes que ir. Debes de salir de la duda. O sea no creas que porque digo que debes ir te apoyo en esto, no estoy de acuerdo en que vayas de nuevo tras alguien que te quiere lejos de tú vida, pero si a ti te hace bien tener una respuesta, por supuesto que apoyo eso así se ve tras ese imbécil y trata de no llorar más.
— Si, pero espera me calmo un poquito.
Me senté al lado de mi amiga respirando calmadamente para estar relajada cuando llegara el momento de ir a hablar con el chico que amaba. Aún no tenía mis ideas claras sobre que le iba a decir.
Quería decirle que conmigo podía contar en las buenas y en las malas pero que debía decirme la razón por la cual quería alejarme de su vida y no un simple "No quiero verte más, no fue una decisión" Blah blah, necesitaba razones claras.
Porque yo si tenía clara una cosa, o de esa conversación saldría de la mano de mi novio yendo a conquistar el mundo juntos o... Saldría sin novio.
Y Dios, como esperaba que no fuera la segunda opción la que quedara ganadora.