Capítulo 5: Solo los cobardes huyen.
"¿De verdad que necesitas que recuerde que las cosas que se cuidan no se tiran de repente?" - Vuelve, Beret.
Media hora después o quizás un poco más salí de la habitación en la que estuve calmándome por un tiempo y fui en busca de David.
Recorrí un poco la casa en busca de mi supuesto novio, ay, es que ya no sabía como llamarlo. Camine al menos unos 15 minutos recorriendo todo el primer piso, no lo vi por ningún lado y tenía miedo de que posiblemente se haya ido, dejándome aquí sola.
Cuando ya mis esperanzas estaban casi muertas y estaba segura de que David se había ido decidí ir al segundo piso.
Volví en mis pasos porque hace bastante tiempo que había pasado las escaleras de la casa, cuando llegue a ellas pude subir sin ningún problema.
Al estar ya en el piso de arriba, un pasillo largo y oscuro me recibió y no me fue difícil encontrar a David, pues solo estaba él en el segundo piso aparte de mi. Estaba sentado en el suelo con su espalda apoyada en una pared.
Se estaba empinando una botella de alguna bebida alcohólica en sus labios y ya llevaba la botella casi a la mitad.
— ¿Qué haces? — hice una pregunta tonta pues bien sabía lo que estaba haciendo.
Aún no podía creer lo que veía, ¿David bebiendo? Jamás hubiera esperado eso de él, pues él mismo me había contado todos los problemas de su papá con la bebida y mi novio me había dicho que nunca quería ser como él.
Pero acá estaba él, con los ojos rojos por el alcohol y mirada perdida. Se veía tan triste y tan decaído. No era él. No era mi David.
Me agaché a su lado y pase una de mis manos por su cabello tratando de peinar sus hebras castañas repartidas por toda su frente, como cosa rara que él se despeinara.
— Soy un imbécil bonita, ¿Cierto? — pronunció con tono ronco. Reí un poco y acaricie su mejilla.
David colocó la botella de alcohol a un lado de su cuerpo.
— Si, la verdad es que si lo eres — lo ví esbozar una pequeña sonrisa ladeada.
Sus ojos me miraron y no me quitaron la mirada por varios minutos. Y así nos quedamos por un buen tiempo hasta que me canse y me senté frente a él. David tenía su rodilla derecha doblada contra su pecho, su brazo derecho estaba al rededor de ella como si la estuviera protegiendo de algo. Su pierna izquierda estaba estirada por completa, por lo cual había tomado asiento a su lado derecho para estar más cerca de él.
— Eres tan hermosa — su mano derecha llegó a mi mejilla y me dejé acariciar.
— ¿Por qué quieres que me vaya? — Los borrachos y los niños siempre dicen la verdad.
Tenía que hacer que me dijera la verdad ahora, en otro momento no podría, él David sobrio me patearía de su vida pero a este David que estaba un poco ido podía persuadirlo y así me contaría la verdad.
— No quiero que estés cuando yo me vaya y sufras por ello.
— Estoy ahora y me pediste que me fuera, sufrí por ello — David negó con su cabeza.
— No bonita, no sé que va a pasar de ahora en adelante con mi vida.
Quería ponerme a llorar solo por escucharlo llamarme nuevamente bonita, me acerque aún más a él y puse mis manos en sus mejillas, una a cada lado, su barba no era mucha pero si sentía un picor de pequeños vellos contra mis palmas.
— ¿Porqué justo ahora que te encontré me haces ir? — acaricie con mi pulgar su labio inferior y un leve suspiro salió de su boca.
— Porque no sé cuánto tiempo me quede y no quiero que tu estés presente.
— ¿De que estás hablando amor? — las pupilas de David se dilataron un poco y sus manos tomaron mi cintura y me acercaron más a él.
Estaba casi que a horcajadas sobre David, pero su rodilla derecha seguía allí apoyada contra su pecho, no la movía y está interfería en nuestra cercanía. Apoye mi cabeza sobre esta misma y sentí a David tensarse un poco.
— Quiero que sepas, que siempre serás el amor de mi vida, que te amo y demasiado, que conocerte fue lo mejor que me pudo pasar en mi vida y solo espero que me puedas perdonar por todo lo que hice el día de hoy.
Las palabras de David me derritieron el corazón, una sonrisa tonta adorno mi rostro y un leve suspiro salió de mi.
Mordí mi labio inferior conteniendo las ganas de besarlo, quería que él me besara primero porque aún seguía en una cuerda flojo sobre saber que podía pasar con nuestra relación.
— Yo también te amo mucho, y tanto que mira a dónde llegué por ti, tuve un camino pésimo, el día fue horrible y luego cuando me dijiste que me fuera — Me quedé en silencio unos cuantos segundos recordando el dolor que había sentido por sus palabras.
>> Pero ya ahora no me importa, estoy contigo y no cambiaré eso, por favor no me alejes.
David acercó su rostro a mi, comencé a respirar muy lento. Su frente se apoyo en la mía y sus brazos me abrazaron.
— No puedo creer que hayas hecho eso por nada. Venir hasta aquí hoy, por nada — negó contra mi frente.
Me separé de él y mordí mi labio.
— No digas más eso, eres mucho para mí. Valió la pena todo lo que viví hoy solo por este momento.
— No soy nada para nadie — tomó la botella de alcohol y la empino sobre su boca, tapé la boca de esta para que ninguna gota llegará a su boca.
— No bebas más, nunca lo has hecho y te sentará mal. — retire la botella de su mano con mucha rabia y la tire a un lado, si se rompió o no, no me importo — Recuerda quien eres y la razón por la que no bebes alcohol.
Sabía que le estaba restregando en la cara la adicción de su papá y no eran temas fáciles para él, pero es que justo ahora no encontraba una manera de hacer que mi bonito se detuviera con la bebida, y si me tocaba recurrir a trucos bajos, lo siento, era lo que tenía y debía usarlo a mi favor.
David soltó una carcajada sin humor alguno.
— Creo que ya empecé a ser como él. — su cabeza se fue hacia atrás y se apoyo en la pared a su espalda.
— No amor, no lo eres y no lo serás nunca, recuérdalo. — mis labios se apoyaron en la frente de mi chico herido ¿Qué me lo tenía así? Mi corazón estaba arrugadito de la tristeza al verlo de esta manera.
— ¿Me seguirás amando aunque este muerto? — mi cuerpo perdió color y toda mi sangre se helo.
— ¿Pero tu porque estas diciendo eso? — David apoyo su cabeza en mi hombro izquierdo y comenzó a sollozar — Oye, oye ¿Qué te pasa?
El silencio fue mi única respuesta y lo único que yo hacia era abrazar a mi bonito y llenar su cabeza de besos.
Dios mio, pero es que algo estaba muy mal.
— No sé que tienes mi amor, pero lo vamos a resolver juntos, recuerda que estamos juntos en esto, te apoyaré siempre. No te voy a dejar. — repetí una y otra vez en su oído que nunca lo dejaría.
¿La mamá le había hecho algo? ¿El papá de David había aparecido en su vida ahora? ¡¿Qué estaba pasando?!
Me sentía desesperada sin poder hacer algo para ayudar a mi bonito en lo que fuera que lo estaba atormentando, pero es que él tampoco ayudaba porque no me decía que carajos le pasaba y yo no era adivina, en medio de mis pensamientos escuché que David soltó un gruñido y golpeó su pierna derecha con su mano en forma de puño, la golpeó a un lado de la rodilla.
— Maldita cosa, me has cagado la vida — susurro y al estar yo tan cerca de él pude escuchar con claridad las palabras que susurro ¿Qué cosa le había cagado la vida?
— ¿Qué dices, te refieres a mí? — él dejó de apoyar su cabeza y en medio de la poca luz que nos iluminaba pude ver sus ojos rojos.
— Tú eres de las cosas buenas que tuve en mi vida — habló y sorbio por la nariz.
— Tienes, no hables en pasado — cada que lo hacia todo mi sistema nervioso entraba en crisis,
— Quiero pedirte algo — cada una de sus manos tomo una de mis manos, valga la redundancia.
Sus grandes manos cubrían las mías por completo, entrelace nuestros dedos y David no se quejó, espere a que hablara.
— Yo voy a hacer algo — miró al techo sobre nuestras cabezas y sus hombros cayeron más derrotados que antes. — me iré por un tiempo y no se si vaya a volver.
— ¿A donde te vas a ir? — mi voz sonó tal y como estaba yo, desesperada, — ¿Por qué te vas a ir?
— No te puedo decir nada, no aún. — lamió sus labios y el labio inferior se quedó unos segundos perdido dentro de su boca apresado por sus dientes — Me voy a ir lejos, con mi papá.
— ¡¿Qué?! — tomé mi rostro con mis manos, retirándolas bruscamente de el agarre de David.
— Mi papá volvió y debo de irme con él un tiempo — entrecerré mis ojos y analice el asunto, si se iba lejos no había ningún problema puesto que nuestra relación era a distancia...
— Bueno, no importa mucho, igual nuestra relación es a distancia, mañana debo de volver a donde vivo, tampoco era que haya venido para quedarme, me sorprendió tu declaración pero podemos seguir con nuestra relación como lo veníamos haciendo antes, es un fastidio pero por ti espero hasta el fin del mundo.
— No merezco tu amor — me arrodille frente a David, colocando cada una de mis manos sobre sus hombros.
— Mira, la decisión de amarte la tomé yo. Yo te amo, tu me amas, hemos podido con esto y lo seguiremos haciendo. — al terminar de hablar zarandee un poco sus hombros para que mis palabras le entraran a su cerebro. — Así que cállate de una vez, vete a donde te tengas que ir que nuestra relación seguirá igual.
— No quiero seguir con nuestra relación — una risa fuerte salió de mi boca pero poco a poco se fue calmando al ver que a David no le hacia gracia sus palabras.
Me retire hasta llegar a la pared de el otro lado y me puse de pie, David me imitó, le costó un poco mas trabajo levantarse y aunque quise ir a ayudarlo no lo hice, él logró ponerse de pie apoyándose de la pared y ahí se quedó.
— Dime que es una broma por favor — mi labio inferior comenzó a temblar y mordí este con mis dientes para que David no se fijara en ello, como estábamos uno a cada lado del pasillo, no me era difícil mirarlo por la diferencia de altura, pero lo que si me dificultaba verlo era la falta de luz pues la luz había cambiado a una mucho mas oscura y ya poco podía distinguir, un rayito de luz entraba e iluminaba parte de su lado izquierdo y nomas.
— No es ninguna broma Sara, me iré y no quiero que tu hagas parte de la vida que comenzaré a vivir.
— ¿Cuando volvió tu papá para convencerte de irte con él? — por un segundo David estuvo confuso con mi pregunta hasta que volvió en si y respondió.
— Esta mañana — alcé mis cejas asombrada.
— ¿Pensabas decírmelo si no hubiera venido hasta acá?
— La verdad es que no, quería desaparecer de tu vida sin que te dieras cuenta, así iba a ser mucho más fácil para ambos — emití una risa floja.
— ¿Mucho más fácil para los dos? — David se encogió de hombros — No hables por mi, pues esto no es fácil hablándolo a la cara y hubiera sido horrible que me hubieras dejado de responder los mensajes, menos mal vine a finalizar esto en persona, cara a cara.
Note como David bajo saliva pues la manzana en su garganta bajo y subió.
— Quiero que te quede una cosa muy clara, yo me voy hoy, pero si todo sale bien y nada malo me pasa, volveré por ti, te juro que lo haré, solo no sé cuanto tiempo me lleve. Pero voy a luchar, no me voy a rendir, Sara, no me estoy rindiendo solo necesito un tiempo para mi, para sanar.
>> El día que sepa que lo logré, correré a ti. Pero no te voy a pedir que me esperes, pues no sé realmente si volveré, por ello quiero que seas feliz y si encuentras a alguien que te hace mas feliz no lo dejes ir, si es el maldito Allan, ve con él. No me esperes, que si yo algún día vuelvo seré tu amigo, con eso me bastará.
Al terminar su discurso, yo estaba hecha un mar de lágrimas, mi respiración era un desastre y mis sollozos resonaban por todo el pasillo, escuché como David chasqueó la lengua y se separó de la pared, pensé que caminaría hacia mi pero no lo hizo.
En cambio, giró en su lugar y comenzó a caminar hacia las escaleras sin mirar atrás, en cierto punto se tuvo que apoyar de la pared para poder caminar bien pues el alcohol no permitía su coordinación.
El chico que creí el amor de mi vida desapareció de mi vista y declaré en ese momento que el día de hoy había sido el más horrible de mi vida, me di la vuelta para apoyar la cabeza en la pared pero al girar, mi pie chocó contra la botella de alcohol y la levanté para beber de ella.
Cuando el liquido toco mi lengua la rabia se apoderó de mi cuerpo, lo que estaba bebiendo era solo agua.
David no se había emborrachado, él estaba tomando agua.
Pero qué...
Los engranajes en mi cabeza comenzaron a cuadrar y todo el show que había montado David se repetía en mi cabeza, él nunca estuvo borracho. Bien pudo haber bebido antes y ya estar bebiendo solo agua... Pero la idea aún no terminaba de quedarme muy clara.
Si mi teoría era cierta, él podía haberme mentido, pues su lado sincero ya no estaba de hecho nunca estuvo y pudo haberme mentido o realmente no me había mentido a la cara sin darme cuenta justo antes de huir de mi,
Porque eso fue lo que hizo, huyo de mi como un cobarde.
El cobarde David.